jueves, 1 de marzo de 2012

La Generación Perdida

  "Yo soy Judit, la heroína de los apócrifos, y tú el orador de Éfeso.
 Pero el mundo duerme en la ignorancia y el error y no nos escucha.
Entonces, tendremos que arrancar a esta sociedad de sus raíces
 y plantarla en otra parte. Construiremos hospicios, trascendentales
prisiones estatales... y no pocos patíbulos"… E.D

 Ahora que el controversial Woody Allen se adueña del reconocimiento de la Academia de Hollywood por cuarta vez, en esta ocasión como mejor guionista de una cinta original: Medianoche en Paris, aprovecharemos la oportunidad para referirnos al nutrido grupo de escritores estadounidense que se refugió en Europa a inicios del siglo pasado.

  Claro que esperamos no cometer los mismos errores de que consideramos que cometió Allen en su película. Indudablemente que los aciertos fueron múltiples pero sentimos que hubo un exceso de personajes del mundo artístico de la época convocados por Allen. Claro está que para los que nos encanta la literatura y nos subyuga la época nos deleitamos, nos volvimos nostálgicos y quisimos que las medias noches fueran eternas, perpetuas, como reza la canción Reloj, que la novia del personaje principal y sus padres superficiales y metalizados se esfumaran pronto, juntos con el profesor esnobista y pedante y nos dejaran soñar, pero para la gente que no, y que quisiéramos que se aficionaran como nosotros, fueron demasiados.

Alice B. Toklas, Scott Fitzgerald, Gertrude Stain, Josephine Baker, Ernest Hemingway, Zelda Sayre Fitzgerald, Cole Porter, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Luis Buñuelo, Heri de Toulouse Loutrec, Leo Stain, Juan Belmonte, Heri Matisse, Paul Gouguin, August Rodín, Joán Miró, para mencionar, solamente algunos.

Por eso quisiéramos ser breves aquí e invitar a aquellos lectores que no están muy familiarizados con la época: los años 20, los artistas, el periodo de entreguerras, los pensamientos filosóficos y los movimientos pertenecientes a esa época para que partiendo de la película hagan sus propias investigaciones. Observen que son los países donde se hablan las lenguas romances los mayores contribuyentes: Francia, España, México.

La Llamada Generación perdida estadounidense estuvo conformada por un grupo de escritores e intelectuales que sintieron que su país estaba demasiado industrializado y por ende deshumanizado, que el famoso American Dream, Sueño Americano y el Melting Pot (algo así como un crisol) eran solamente dos mitos de la sociedad norteamericana. El sueño se había convertido en night mare (pesadilla) y el crisol en un mosaico. Quizás uno de los escritores que mejor expuso estos pensamientos en su obra fue Sinclair Lewis (Sauk Centre, Minnesota 7 de febrero 1885- Roma10 de enero 1951) autor de Main Street, novela en que critica el mercantilismo y la religiosidad burguesa de un pueblo norteamericano, presumiblemente su pueblo natal. Además de los reconocimientos que él consideró tardíos en su país, se le honra con el premio Nobel en literatura en 1930.


Aunque Medianoche en París se concentra en la Ciudad Luz de la Bella Época: los años 20, la Generación Perdida no solo estuvo interesada en París sino también en Italia y Cuba inclusive. También el movimiento de la Negriude pertenece más o menos al mismo tiempo. En Costa Rica probablemente nuestros artistas que se desbandaron de nuestra Costa Rica de los años 40 refugiándose en Guatemala y o México, que obviamente no huían de la industrialización probablemente se inspiraron en ellos. Entre otros tenemos a Yolanda Oreamuno, Eunice Odio, Isabel Carvajal y Chavela Vargas, las más representativas.

 
Quizás la mayor figura de la Generación Perdida estadounidense fue Ernest Hemingway.  Este autor y reportero nace en Oak Park, Illinoi el 21 de julio de 1899 y muere el 2 de julio de de 1961 en Kechum, Idaho.  Al finalizar la secundaria se negó a ir a la universidad como quería su padre. Su madre que había estudiado música quería que fuera músico por lo que aprendió a tocar un instrumento y formaba parte de una orquestra.  En lo que sí siguió a su padre fue en la afición por la pesca y la cacería.  Estas le acompañaría toda su vida y también en su obra literaria.  Al ingresar EE.UU. a la Primera Guerra mundial en 1917, como otros escritores (Dos Passos, Faulkner, Fitzgerald) se quiso alistar, pero dificultades físicas se lo impidieron. No obstante logró ser conductor voluntario de ambulancia en Italia donde fue herido, hospitalizado y luego condecorado por valentía. Para algunos de sus críticos prácticamente toda su obra literaria gira en torno a esos hechos: aseguran que lo que vemos en sus obras son diferentes momentos de la vida del mismo soldado que fue herido en la guerra.

La vida de Hemingway estuvo colmada de hechos extraordinarios.  Algunos de ellos algo difíciles de creer, como su famosa desaparición en el Kilimanjaro durante una expedición de cacería al África donde asegura haber salido ileso del avión en que viajaba cuando éste se estrelló. O su misión de caza barcos nazis en el Mar Caribe durante la Segunda Guerra mundial. Y algunos otros acontecimientos que superan la ficción. Estuvo casado en cuatro ocasiones, vivió casi 20 años en Cuba, se moría por España, el pundonor, la fiesta brava, los toreros, San Fermín, los encierros…

  En sus escritos se exhibe cierto pesiminismo ante la vida, un meditar acerca de la muerte, de la libertad, en donde la existencia precede a la esencia que algunos interpretan como influencia del existencialismo ateo. Para mí, ateo en el sentido de que el ser humano es a final de cuentas responsable por sus acciones ya que no toma en cuenta a Dios en la solución de sus problemas que no es lo mismo que negar su existencia. En cuanto a técnica narrativa es famoso por su estilo iceberg o sea témpano de hielo en donde una gran parte del relato es reservada por el autor y el lector tiene que inferirlo por las pistas hábilmente diseminadas.

   Finalmente si no tienes mucha experiencia con Hemingway y quieres empezar. Te recomendamos dos cuentos de él: Hills like White Elephants (Colinas cual elefantes blancos) y A day·s wait (Un día de esperar/ La espera de un día) lo mismo pueden hacer con Faulkner: A Rose for Emily, Joyce: The Boarding House y de D.H. Lawrence: The Horse Dealer’s Doughter.



Para La Coleccionista de Espejos:

                              Franklyn Perry P. 

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