sábado, 12 de noviembre de 2011

Dos genios de un vistazo... 2

El caso de Henry Miller...


Porque Dell me lo comentó y estoy de acuerdo con teacher Perry, mi compañero de estudios profesionales, mandé a las niñas por helados y pizza y voy a trabajar en lo que pueda, en esta reseña, no porque considere que, ellas no puedan con este tema porque es demasiado amplio para mentes tan jóvenes sino porque las primeras ocasiones en que tomé conciencia sobre la influencia de Henry Valentine Miller, Nueva York, 26 de diciembre, 1891-Los Ángeles, California, 7 de junio, 1980, podría causar sobre la juventud costarricense fue por la referencia que hizo Felipe Granados, en el viejo Bar Morazán… casi 15 años después, gracias al libro de Warren Ulloa (Y no es que se parezcan; me da la impresión de que a Ulloa le falta mucho todavía), pienso nuevamente en ese autor, Miller, cuya obra es básicamente de novelas semi-autobiográficas, en las que el tono crudo, sensual y sin tapujos suscitó una serie de controversias en el seno de una Estados Unidos que se ufanaba de ser un modelo de puritanismo que quiso estigmatizar denunciando la hipocresía moral de la sociedad norteamericana, criticando de paso el devenir de la existencia humana, desnudando su cinismo y múltiples contradicciones; pese a ser uno de los descastados, y hablamos de la relación educativa y no del talento, dio como respuesta el ser censurado por su estilo y contenido provocativo y rebelde en relación a la creación literaria de su época.

Pese a ello, sus obras influyeron notablemente en la llamada Generación Beat norteamericana.
A propósito debe quedar claro que Costa Rica también tuvo su Generación Beat;
a la que sin duda pertenecieron o por lo menos fueron parte Jaime Bustamante, David Maradiaga,
Felipe Granados y Julio Acuña, en orden generacional y de muerte; y en mi opinión es así porque
fueron, de una u otra forma consecuentes con lo que pensaban y hacían, pero sobre
todo en que tenían un talento confundido con rebeldía social; que no supieron encausar,
algunos; pero sin duda sabían que tenían algo que hacer y decir,
 aunque no tenían perfectamente claro la manera en que iban a hacerlo…

    La juventud de Miller fue errática y eterna: alternó breves y diversos trabajos mientras estuvo en el City College de Nueva York, que fue incluso peor cuando tras divorciarse de Beatrice Sylvas, la madre de su única hija se casa con June Mansfield. Todo eso ocurriría durante los tiempos previos a la Gran Depresión, pues con la aparición de las primeras luces de lo que sería huye a Francia donde vive el estallido de la Segunda Guerra Mundial, porque había decidido consagrarse como escritor: eso es lo que me llamó la atención con Granados; pues finalmente tuvieron muchas similitudes: siempre estuvieron rodeados de gente que creía en ellos y no necesitaron crearse falsas imágenes basadas en creaciones individuales y personalistas…

Sus trópicos, al haber sido tachados de pornográficos generaron tal polémica que fueron prohibidos
 en países anglosajones hasta que en 1964 la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló
el juicio contra Miller por obscenidad promovido por la Corte de Estado, abriendo
de lado a lado, el nacimiento de lo que, más tarde, sería conocido con el nombre de revolución sexual,
ni más ni menos que el inicio del Movimiento Hippie.

   Huyendo de la persecución política y social, pues ya lo dijimos queria ser escritor en Francia, sigue el camino del heroé aunque lleva una miserable bohemia a cuestas en la que incluso tuvo que luchar contra el frío, alimentándose de la indigencia y llegó a conocer todos los puentes de Paris, bajo los que durmió hasta que Richard Osborn, un abogado americano le descubrió y dio albergue ofreciéndole una habitación en su apartamento y le asignaba una cuota diaria de sobrevivencia.  En aquel tiempo conoce a la que sería su amante y mayor impulsora de su obra Anaïs Nin, a Brassai y a Alfred Perlés, y empieza su acercamiento al surrealismo.

Otra cosa en que también tiene una cierta similitud con Granados es que en 1933, Miller
obtiene su primer empleo como corrector de estilo en el periódico Chicago Tribune,
gracias a su amigo Alfred Perlés; bajo cuyo nombre publica artículos de crítica literaria
dado que sólo los miembros del equipo editorial podían editar sus escritos: es también 
 el año en que escribe, el Trópico de Cáncer, en la Villa Seurat de Montparnasse, publicado gracias
 al apoyo de Anaïs Nin.   Libro este que los EEUU fue condenado por obsceno, 
y decretó que por un tiempo no pudiese entrar al país al quedar bajo la mira de la comisión
de ética moral.  Bien pasados los 60, mientras Miller liberaba
los tabúes sexuales existentes en la literatura norteamericana
clandestinamente comenzó a circular bajo la portada de Jane Eyre,
 obra prima de Charlotte Brontë.

 Primavera negra (1936), y Trópico de Capricornio, (1939), consolidan su reputación de autor underground, título que de paso comparte con Granados,  y que consiguen su difusión en los EE.UU pese a tener que ser vendidos subrepticiamente.     A escondidas, se entiende por el concepto de haber renegado de participar en la guerra y no por el hecho de hacerse un nombre fuera de su país porque bien que hablaba de ella y luchó por lograr cambios en lugar de reconocimientos por el simple hecho de ser escritor,  regresa a los Estados Unidos en 1940 y se instala en el Big Sur (California), donde su literatura se volvió todavía más pujante, colorista y socialmente crítica.  El coloso de Marussi (1941), que versa sobre un viaje a Grecia, a donde fue invitado por Lawrence Durrell; marca un cambio monumental en su trabajo y sin dejar de ser un monumento lírico a la sensualidad mediterránea, es una crítica brillante al modo de vida americano y un alegato por la paz.

Le siguieron La pesadilla del aire acondicionado (1945-47), la trilogía La crucifixión rosa: Sexus (1949),
Plexus (1953), y Nexus (1960).  Las naranjas del Bosco (1957); y el estudio literario,
El mundo de D.H. Lawrence en (1980), hicieron que fuera tachado de postmodernista,
porque el termino UNDERGROUND es de reciente acuñamiento.

  Miller, no solo fue escritor ni renovador de la literatura norteamericana: entre sus aficiones estaban las de pianista amateur y pintor insigne. De hecho, escribió libros sobre su pintura y tras su muerte, sus acuarelas fueron trasladadas al Henry Miller Museum of Art en la ciudad de Omachi, Nagano, Japón y el Henry Miller Art Museum en la Coast Gallery de Big Sur. Falleció a causa de complicaciones circulatorias en Pacific Palisades, California. Sus restos fueron incinerados y sus cenizas esparcidas sobre Big Sur, su mundo literario…

Art Poet:


  • Cartas a Anaïs Nin (esta obra comprenden un período de 15 años, de 1931 a 1946), fecha de publicación (en español, por Bruguera Amigo) 1981
  • Trópico de Cáncer,  1934
  • Primavera negra, 1936
  • Max y los fagocitos blancos, 1938
  • Trópico de Capricornio, 1939
  • El ojo cosmológico, 1939
  • El mundo del sexo, 1940
  • El coloso de Marussi, 1941
  • La sabiduría del corazón, 1941
  • Un domingo después de la guerra, 1944
  • Pesadilla de aire acondicionado, 1945
  • La sonrisa al pie de la escala, 1948
  • Sexus, 1949
  • El tiempo de los asesinos, 1952
  • Días tranquilos en Clichy, 1956
  • Big Sur y las naranjas de Hieronymus Bosch, 1960
  • Plexus, 1953
  • Nexus, 1960
  • Opus pistorum (póstumo), 1983
  • Querida Brenda (Cartas a Brenda Venus), 1986
  • Noches de amor y alegría, (según Editorial Rueda (Arg) 1952)
  • Los libros en mi vida (según Editorial Siglo Veinte (Buenos Aires), tiene fecha de impresión de 1963)
  • Reflexiones sobre la Muerte de Mishima (públicado en the Weekly Post de Tokio, en 1971, después de la muerte de Yukio Mishima)
  • Nueva York ida y vuelta (según Editorial La Pleyade, tiene fecha de impresión de 1978)
  • Al cumplir ochenta (publicado por la UNAM)
  • Pornografía y obscenidad (recopilatorio de Henry Miller y D.H. Lawrence, por Edit. Argonauta)

Para La Coleccionista de Espejos:
Kat, Sylvia y teacher Ana Lucía Fernández (Luci-Fer):  Lectura obligada

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