Se reproduce con permiso del Autor: Benedicto Víquez G.
POLIFONISMO
NACIDOS: 1980-1994
Este período recién inicia cronológicamente pero aún no tiene novelistas importantes. Habrá que esperar que inicie la primera generación.
Su nombre obedece a escritores que comienzan a abrir las barreras literarias en otros países como Chile, Argentina, México y Europa.
Se le ha dado ese nombre porque sus novelas se olvidan de los tradicionales narradores y dejan que sean los mismos personajes los que cuentan y comentan los hechos vividos por ellos y otros personajes que los rodean. El autor pretende crear una novela casi como una sinfonía, donde las voces de sus personajes crean un coro armonioso que se refugia en los contrastes, compases, ritmos, tiempos, claroscuros, etc. Por supuesto desaparece el narrador y el autor. Los personajes ocupan esas funciones.
Carlos Alvarado Quesada: 1980
Albán Mora Vargas (1984)
Irene Guzmán Ferreto: (1991)
Michael Enrique Elizondo Brado (1982)
GESTACIÓN: 1995 A 2009
VIGENCIA: 2010 A 2024
Esta generación recién comienza a dar los primeros pasos en la novelística costarricense. Es la generación de cierre del período. Es propiamente una generación llamada del desaliento, que también lo fue, la precedente, solo que aún atisbaba algunas esperanzas. Inició sus primeras muestras en la generación anterior y ahora se pronuncia. El novelista se refugia en su propia interioridad y trata de encontrarse, de entender el mundo interior para luego asomar tímidamente y con miedo y mirar el mundo exterior que le repugna, le da asco, lo encuentra superficial, absurdo, aparente, sin nada importante por qué asirse a él, por qué luchar. El mundo exterior le da pesadillas, le impide su realización, lo encuentra vacío, frustrante. Acuden con frecuencia a la novela negra o policíaca pero sin permanecer en el puro entretenimiento. Su lenguaje es crudo, directo, abierto, sin rodeos y el tratamiento de los temas tabúes, en su literatura cobra importancia y son tratados sin rodeos, así sean sexuales, gays, lesbianas, religiosos o políticos. Las taras sociales son enfrentadas sin ambages, sin ocultamientos, sin rodeos o falsas moralidades. Es una generación de cierre del período intimista, crítico, desencantado, desilusionado, degradado, y de incontables preguntas más que respuestas y que continúan las inclinaciones de las generaciones anteriores, pero sin el énfasis de ellas. Ya decae esa fuerza y se vislumbra un conformismo individualista y la carencia de un proyecto vital y social de búsqueda idealista. Es el cierre del período y por lo tanto de un proyecto que pareciera navegar en la derrota de una guerra que nunca inició.
Alí Víquez Jiménez (1966)
Luis Ricardo Rodríguez Vargas (1966)
Wagner Ortega González (1966)
Danilo J. Granera López (1966)
Marco Adrián Castro Calvo (1967)
Alfonso Chacón Rodríguez (1967)
Carlos Rubio Torres (1968)
Carlos Manuel Villalobos Villalobos (1968)
Francisco González Brenes (1968)
Luis Arguedas Rodríguez (1968)
Mauricio Chaves Mesén (1969)
Javier Olivares Ocampo (1969)
Jessica Clark Cohen (1969)
Mario León Rodríguez (1969)
Manuel Marín Oconitrillo (1970)
Alejandro Gómez Rafael (1970)
Catalina Murillo Valverde: (1970)
Laura Patricia Quijano Vincenzi (1971)
Henry Antonio Vargas Salas (1972 Barza seud.)
Carla Fonseca Flores (1972)
Javier Enrique Moya Sancho (1973) y Alicia Juncos Moyano
Daniel Moreno Rojas (1974)
Juan Gabriel Muñoz Gapper (1977)
Harol Oldemar Vindas Zamora (1979)
Floria Herrero Pinto (1979)
Alberto Jiménez Alfaro (1979)
NACIDOS: 1950 A 1964
GESTACIÓN: 1980 A 1994
VIGENCIA: 1995 A 2009
Esta generación comprende los novelistas nacidos entre 1950 y 1964. Llama la atención el número importante de mujeres que se inician en nuestra narrativa, algunas ya con tres o más novelas. Esta generación de novelistas costarricenses que algunos han llamado, con el nombre de un movimiento importante surgido como inclinación casi existencial por proteger lo nuestro ya sea el sistema ecológico, nuestro planeta, nuestra naturaleza, devorada por la industria, el comercio turístico, la explotación minera, la contaminación ambiental de todo tipo, nuestro derecho a ser feliz, a vivir sin limitaciones sociales y discriminaciones, de encontrar nuestra identidad en la diversidad. Su nombre Ecologismo1 representa el compromiso de una juventud rebelde, quizás con un poco o mucho de desencanto, por cansancio, por vivir en la corrupción de muchos y la apatía de todos, ante problemas tan importantes como mantener sano nuestro planeta, por lo menos lo poco que aún nos queda, de la explotación desmedida de nuestros recursos naturales, por parte sobre todo de las grandes potencias económicas lideradas por los Estados Unidos, como la peor de todas, en la violación de acuerdos y tratados internacionales, en aras de la obtención de la riqueza de unas cuantas empresas trasnacionales.
Esta temática está, desde luego, unida a la denuncia, tanto de la explotación de nuestras riquezas naturales, como las implicaciones políticas y sociales de ello. El escritor se compromete incondicionalmente a favor de la naturaleza y censura las condiciones infrahumanas en que vive el hombre, en las ciudades y esto conlleva una relación intrínseca con ellas, con su fuerza, con su asombro. El hombre no establece relaciones de oposición con ésta sino todo lo contrario, de unión, de comunión, de defensa, de admiración, de poesía, de vida. Huye de la sociedad, producto de la miseria humana, los convencionalismos y se refugia en el regazo de la naturaleza o en el desconsuelo de su propio desengaño. Ahí encuentra su realización, su razón de ser, su libertad y su grito desgarrador de protesta. Por ello el novelista le da voz, le permite crear y crearse y las voces de los personajes se convierten en coros de alabanza, de asombro, de poesía, de rebeldía, de amor. Las novelas se tornan muy eróticas, de sexo abierto y sin prejuicios sin importar si son o no del mismo sexo. No sólo imitan a la pureza de la naturaleza sino que juegan con ella, se purifican, se limpian de los prejuicios y disfrutan, viven, se sienten humanos. Regresan a las raíces, forman un solo cuerpo con ella, se purifican. Algunos llaman a esta generación del desencanto y hay mucho de ello en sus obras. Pro no se crea que la temática naturalista los acaparó, de ninguna manera, los aspectos sociales, políticos, la corrupción, la impunidad, la sociedad de consumo, la guerra estúpida, la desigualdad, y todos esos males sociales de la economía globalizante e injusta, tienen su mejor crítica en los novelistas de esta generación.
Esta generación ha vivido acontecimientos históricos importantes, tales como la caída del muro de Berlín, la Guerra de Irak, el triunfo de los sandinistas en Nicaragua, etc. y ello los ha convertido en testigos de una historia violenta, destructiva, avasalladora. Por ello la generación es de desencanto, de ruptura, de desaliento y hasta cierto punto de impotencia. Es importante que desde el punto de vista literario forma un paradigma importante. El discurso es polifónico, fuerte, sincero, expreso y directo. Casi no existe, en estos novelistas el tratamiento de la historia lineal, el argumento sino la vivencia, el coro, el mural. Todo inmerso en un clima social que invita más a la nausea que a la realización vital.
Estos novelistas por lo general son profesionales y conocen las técnicas modernas del relato y del arte en general, por lo que representan un conjunto de escritores calificados, que si bien, recién inician sus primeras incursiones en la novelística, prometen cosas muy buenas en este género. A esta generación pertenece el escritor mexicano, premio Alfaguara 2003, Xavier Velazco (1955), el guatemalteco Adolfo Méndez Vides (1956), con su novela Las Murallas: 1998 y Franz Galich (1951) con Huracán corazón del cielo: 1995, el salvadoreño, Horacio Castellanos Moya (1957) con su novela La diáspora: 1988, y otras posteriores, como La diabla en el espejo: 2000. El mejicano Salvador Novo, Cristina Peri Rossi en Uruguay, Fernando Vallejos en Colombia, para citar solo algunos de los más importantes
Los novelistas costarricenses de esta generación son:
Ana Isabel Azofeifa Rodríguez (1950)
Rodolfo Cerdeño (nicaragüense: 1950)
Emilia María Macaya Trejos (1950)
Linda María del Pilar Berrón Sanudo (1951)
José Ramiro Rodríguez Vargas (1951)
Jorge Arturo Valle Robles (1951)
Luis Enrique Arce Navarro (1952)
Gladis Alicia Miranda Hevia (1952)
Ana Cristina Rossi Lara (1952)
Jacobo Schifter Sikora (1952)
Luis Enrique González Porras (1952)
Lorena María de Fátima Rodríguez Arce (1952)
Mercedes María del Carmen Corrales Carvajal (1952)
José Ricardo Chaves Mata (1952)
Rubén Solano Jiménez (1952-1992)
Ana Rojas Calderón (1953)
Cristóbal Montoya Marín (1953)
Fernán Ulate Montero (1953)
Rolando Villalobos Chacón (1953)
Cecilia Kruse Bolaños (1953)
María Bonilla Picado (1954)
Mario Zaldívar Rivera (1954)
Hugo Rivas Ríos (1954-1992)
Jorge Méndez Limbrick (1954)
Edgardo Orozco Umaña (1954)
Ana De Langton: ¿1955?
Víctor Hugo Fernández Umaña (1955)
Jaime Fernández Leandro (1955)
Oscar Núñez Olivas (1955)
Jorge Valverde (1955)
Leda Cavallini Solano (1956)
Miguel Fajardo Corea (1956)
Rodolfo Arias Formoso (1956)
Armando Loynaz Blanco (1956 cubano
Habib Súccar Guzmán (1957)
José Sánchez Jiménez (1957)
Miguel Arturo Ramos (1958-1986)
Alexander Obando Bolaños (1958)
Adriano Corrales Arias (1958)
Dorelia Barahona Riera (1959)
Alfredo Aguilar Quirós (1959)
Víctor Hugo Solano Aguilar (1959) (Víctor Narvales, seud.)
Patricia Villalobos Brenes (1959)
Carlos Tapia Fernández (1960)
Yanina Rovinski Giberstein (1960)
Tarcisio Salas Bonilla (1960)
Alberto Jiménez Alfaro (1961)
Iván de los Reyes Molina Jiménez (1961)
Jorge Arturo Venegas Castaing (1961)
Carlos Cortés Zúñiga (1962)
Rodrigo Soto González (1962)
Uriel Quesada Román (1962)
Walter Ismael Rojas Pérez (1962)
Ronny Ugarte Quirós (1962)
Luis Guillermo Fernández Álvarez (1962)
Fernando Contreras Castro (1963)
Sergio Muñoz Chacón (1963)
Petronio Romero, Marcenado (1964)
Continuará....
Para La Coleccionista de Espejos:
Gaby Sol
1 Realmente es un nombre que no recoge todas las manifestaciones de esa generación. Tal vez sea más una generación del Desencanto político, social y moral
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