miércoles, 14 de julio de 2010

Rotundamente Negra


Shirley Campbell B.

La poesía es un arte que antecede la mayoría de nuestros conocimientos, una memoria que va más allá de lo que generalmente vemos; y en un sentido muy particular algo más que la mezcla ideal entre lo amargo de lo salado y lo sorpresivo de lo dulce; siempre en busca de su sazón y de, por qué no decirlo del embrujo ideal para exorcizar a sus creyentes; pues un poeta, un buen poeta es como el hechicero, mago, bruja, arcano mayor o duende que conoce de memoria los laberintos de la palabra; eso lo sabían bien los habitantes de culturas antiguas que al igual que muchas otras delegaban el don de mando sobre las pitonisas, educadas en un arte interior que siempre fue ofrecido a otros en beneficio mutuo.
Sí mal no recuerdo fue Virginia Woolf quien dijo que, si es que podemos profetizar, en el futuro las mujeres escribirán menos novelas, pero mejores, y no sólo escribirán novelas sino también poesía, crítica e historia. Pero, al decir esto, estamos mirando a lo lejos, a esa dorada y quizás fabulosa época en que las mujeres tendrán lo que durante tanto tiempo les había sido negado: tiempo libre, dinero, y un cuarto para ellas… y yo agrego y el poder de ser escuchadas sin el uso de la varita mágica.

Lo dicho por Woolf, resume la cabalidad de lo que es la poesía, un arte en el cual no todo esta dicho (ese es el tiempo libre), ni es todo lo que suponen unos pocos (pues poderoso señor es don Dinero), o una dualidad que nos obliga a levantarnos día tras día con idea clara de lo que deseamos hacer aunque no tengamos recursos y espacios para hacerlo (y esa es la habitación gris de cada escritor en particular) pensando probablemente que todo es cuestión de suerte y no de estilo y tener escondido en alguna parte la famosa varita mágica que nos va sacar con un plump del atolladero en que nos hemos metido, pero ese es otro punto que me propongo aclarar en este momento; pero no antes de expresar que sí pensaron que iniciar esta exposición de ideas con nada menos que las palabras de Virginia Woolf, obedece a una forma antojadiza de pensar y de hacer las cosas... tienen razón; es parte del juego, no podría arriesgar nunca a intentar un esbozo de lo que significa ser ROTUNDA y NEGRA, en un poemario como este, cuando nadie entiende lo que es estar entre Dios y el Diablo, o lo que es lo mismo eternamente familiarizado con la palabra ENTROPÍA, ( Tercera Ley de la Termodinámica) que en términos generales, —y admito que por mi déficit atencional muchas veces me cuesta apre (h)nder los más factores más significativos de la vida— hace que la mezcla de varias cosas diferentes, sometidas a su propia tensión molecular y juego de condiciones y presión del medio ambiente puede darnos jabón o veneno.
Hay otra cosa, y es que subsiste en el desorden subyacente dentro de cada cosa que es conocida por el ser humano, en general, es lo suficientemente exergonica (libera y restablece las fuerzas naturales por un acomodo dinámico de las fuerzas moleculares) que permite llegar a la creación divina o la desolación demoníaca, según se elija, pero que en este caso en concreto también arguye a la capacidad de aquellos cuyos dones estén dados para ser poetas. Pensaran ¿Cuál es la novedad, sí Costa Rica es un país que últimamente expulsa poetas y poesía de a montón con mediana, regular y buena calidad?; pues que es una mujer, Rotundamente Negra, diré yo, (que al igual que a Prudence Bellamy, Eulalia Bernarda, Marcia Reed y Kyria Perry Baltodano, conformamos la Cofrade de escritoras negras (viva la diferencia) afro descendientes, (casi todas) de origen jamaicano (algunas) pero indiscutiblemente referencia obligada en el ser y el acontecer de la literatura costarricense actual) y quien con impresionante color de vida, enmarca con sutil línea de mujer el blanco y negro de un libro que aflora más allá del instinto. Hago una acotación al margen por ser necesario establecer prioridades:
Las mujeres que hemos sido denominadas por la costumbre como escritoras costarricenses, descendemos de un linaje del todo distinto al del resto del mundo que vemos a diario y, como las Cimarronas que somos, vemos al mundo y lo que nos rodea de un modo completamente diferente; al de los hombres, que —por cierto son solo dos Dolores Joseph (qdg) y Quince Duncan, los reconocidos hasta ahora— gozan de cierta deferencia que los coloca en otro escalafón.

(De todas maneras, ahora no me interesa hablar de ellos.)
Ahora me interesa sentar a los neófitos frente a la dinastía de la Literatura escrita por mujeres; me interesa mostrarles un tema y un mundo que algunos dicen no existe y que emerge cuando hablamos de novela o poesía negra; me interesa que comprendan el significado de lo que es ser mujer, poeta (o escritora) negra/o/ en una sociedad que no conoce los alcances de la palabra y que supone que todos sus escritores están cortados con el mismo molde, de un lado, o que los negros solo destacan en el fútbol o en el cantar las melodías de nuestra etnia y religión.
Probablemente alguno de esos que siempre encuentra el pelo en la sopa ajena, insistirá en decir, ¿Y… cuál es la trampa aquí, independientemente de que se sea albino o bruno, un poeta es un poeta, ya sea hombre o mujer y, qué merito tiene ser rotundamente NEGRA (Y fíjense en la selección de la forma en que ella lo escribe)?
Eh ahí la entropía, la química y aquí la magia del asunto.
La entropía establece que cuando somos niños, nos educan para pensar de una forma dada y como las oraciones tratamos de entender y sentir, —parafraseando a Shirley p. (46) rotundamente NEGRA— las cosas que nos hacen llegar a ser lo que seremos después de mucho tiempo…

La química dice que uno poeta (o escritor o, lo que desee ser) no se levanta un día cualquiera diciendo yo soy esto porque me dio la gana, porque mis amigos lo dicen, o porque soy pariente de fulano que es pintor o poeta famoso, simplemente se descubre dejando guiar por el niño que fue llevado de la mano de algo que llevamos dentro y que nos protege de cualquier mal…

La magia en cambio nos sitúa en el instrumental del mago, que además de bata, gorro, mezclas y mejunjes, suele utilizar su infaltable varita que para este instante identificaremos como su cuchara ¿?; Ahhhh… abrieron los ojos y me están poniendo atención, sí leyeron bien la palabra en la literatura negra es como una cuchara que (a falta de una metáfora mejor y por aquello de que cada quien tiene su estilo para hacer las cosas) comúnmente es utilizado para cocinar, saborear y deglutir los alimentos, por tanto, la única que tiene X variaciones sobre un mismo punto de utilidad

La poesía es poesía, es poesía no por lo que digamos, sino por lo que ejecutamos.
Es lo que Stanley Kubrick (1928-1999) llamaría un evento previsible de todo lo que registra la mirada, una corriente eléctrica flotando en la oscuridad; sosteniéndose a sí misma sin explicaciones de ningún tipo y al igual que una película (que es mucho lo que queda de fondo aquí) la forma de hacer un poemario como este es haciéndolo, letra a letra, por el tiempo que tome sin manuales ni supervisores que saben mejor que nadie qué es lo que estamos haciendo mal. Así como existe la literatura del Caribe, la Norteamericana, la Suramericana, la Étnica, la de Autoayuda, entre muchas otras, existe una literatura que es resultado de lo qué y cómo vivimos esa imagen demoníaca de ojos que no reverencian más que a una sola palabra, libertad, porque

Hay días en que no sé es capaz
de escribir palabras dulces
ni palabras buenas…
(rotundamente Negra, p. 22, Ediciones PERRO AZUL; 2006)

No es raro entonces llegar a la conclusión de que está en todas partes no es común y si aún no ha sido descubierta es porque es como un ladrón en la noche, cuya conciencia es como un perro encadenado a un muro de ladrillos que le permite pasar en cualquier momento, coger lo que quiera, aunque no podamos impedir que ladre y nos asuste…
¿Qué?
Veamos, qué dicen los críticos al respecto.

Nada importante. Dicen por ejemplo que no somos uvas maduras, que nuestra poesía no es para todo el mundo, que copiamos los estilos de afuera y los hacemos pasar como nuestros, que carecemos de arraigo y retomamos planteamientos poco ortodoxos, eso sin contar que casi siempre somos los que no cabemos en ninguna parte, pero qué saben ellos de un mundo y una estructura social que acaso ven pasar por la ventana del autobús, qué saben quienes asumen que no existe una diferencia entre blanco y negro pero entienden que el tacto sea el único sentido paralelo para ambos. Eso lo dicen los de afuera, los que nos ven siempre peleando o en silencio y, lo hacen mientras los de adentro se limitan a pensar y a decir que la poesía no pone pan sobre la mesa, la cultura no pone pan en nuestros estómagos ni paga ni una sola de nuestras cuentas y se olvidan que el espíritu se nutre de ese tipo de cosas, en fin esa es otra historia.

La LITERATURA NEGRA, (con todo lo peyorativo que eso resulta para algunos) existe porque como diría Martín Luther King, (1929-1968) nuestras vidas terminan cuando callamos frente a las cosas realmente importantes y qué es importante diria cualquiera; que no es afro-caribeña, no es afro-costarricense, no es afro-nada, no es cansarnos de las salchichas discutir la edad de la lluvia o simplemente no escribir hoy ningún poema, (Shirley Campbell Barr, rotundamente NEGRA, p. 35), esta contenido en todo y uno y uno es indivisible, no es necesariamente la escrita por mujeres, o por ciertos grupos étnicos en particular, sino aquella que forma parte de lo que somos, de lo que hacemos para cambiar lo que somos, miembros de una élitè en desventaja que expresa las cosas tal como le parece sin reparar en los sentimentalismos, confusiones e idealizaciones lo que me lleva a otra pregunta,

¿Por qué para unos puede ser peligrosa esta combinación y para otros un simple material de lectura? ¿Será que existe un secreto no entienden los de afuera? Ambas respuestas deben entenderse como afirmativas, no está en mi buscarle más vueltas a la historia, sino explicar la secuencia de otra otredad.

Para ahora ya entenderán que en Costa Rica, (salvo Franklin Perry y a Alder Senior) no existen críticos de la obra de escritores negros, Cátedra de Estudios de la Negritud; menos una que estudié qué es ser escritor étnico, y a la hora de hablar de etnia y cultura todos tienen el referente del cuando (por ser blanca no me dejaron pintar un mural en tal parte, por ser negra no me dejaron entrar a tal otra, sobraran otras) pero a la hora de definir un tipo de literatura en especial se limitan a decir lo primero que se les viene a la cabeza (no lo más inteligente por cierto) o, a repetir lo que dijo el amigo del amigo que sabe de literatura parecida pero nadie estudia el material y, como siempre en esa tarea nos ganaron los gringos, (solo que ahí no tenemos iniciativa para copiarlos), subsistimos siendo compiladas sin humedad de noche o de lluvia o de amante, (Shirley Campbell Barr, rotundamente NEGRA, p. 49) con apenas la suerte necesaria para ser descubiertas por otros y aquí es donde Yo arriesgo salir de alguna parte, establecer, el itinerario de lo poco que yo sé y entiendo al respecto:

La LITERATURA NEGRA, se desarrolla dentro del marco de
1. De la sobrevivencia, cuyo tronco primario es la palabra y su encuentro con la vida como parte y todo del absoluto material. Ella, si mantiene una tradición transcendentalista, en la que los elementos de magia ritualidad permanecen inmersos dentro de la posesión de la palabra, dispuestos por diferentes sectores del imaginario colectivo, según muestran los exponentes más activos que conocemos: (hay un orden dentro del des-orden que sigue una línea y alterna constantemente de una generación a otra y de un lugar a otro) Emily Dickson, Emerson y Toreu, los primeros para NA, Gabriel García Márquez, Ana Cristina Rossi, Froilan Escobar, Augusto Monterroso, para CA, el escoces Robert Louis Stevenson, (1850-1894), Eduardo Galeano (1940), José Saramago, Europa, (1922), Charles Dickens (1812-1870), en un género y estilo muy diferente, Luther Burbank (1849-1926), H.G. Wells(1866-1946), Nicolas de Chamfort (1741-1794), Franklin Pierce Adams (1881-1960) - Jack London (1876-1916, Djuna Barnes, (1892-1982) como la primera de las mujeres de la nueva ola nortamericana, Kobo Abe (Japón, 1924-1993) James Agee (EEUU, 1909-1955) Héctor Aguilar Camín(México, 1946), Toni Morrison, Ryunosuke Akutagawa (Japón, 1892-1927) y Reinaldo Arenas

2. La identidad cultural, asumida como tal, sin virajes de un día sí y mañana no, es la segunda cosa que hace una diferencia entre negritud y blanquedad que homogeniza las diferentes posiciones en pugna finalmente en

3. La Ideología de Genero (Que debe entenderse como su compromiso con la realidad y, forma en que se entiende al mundo), es la comunidad de todos ellos, es lo que los hace diferentes y parte de un todo que no se detiene simplemente por lo que escriben

En pocas palabras la poesía es la piel de todos ellos…

De aquí en adelante volvemos a lo expuesto en rotundamente NEGRA, porque ahora estoy segura entenderán con mayor facilidad el sentido de lo escrito.
Terminante, concluyente, definitivo, final, firme, perentorio, categórico, imperativo, absoluto, autoritario, dominante, decisivo, explícito, dogmático, tajante, indiscutible, irrefutable, innegable, incuestionable, indubitable, ciertamente, obviamente, y totalmente negro, son algunos de los sinónimos que la palabra rotunda arroja fuera del diccionario y sí a esa mezcla agregamos que paradójicamente negra/o/, se entrelaza con los eclipses que puede crear el bruno, tostado, quemado, azabache, oscurecido, fuliginoso, ennegrecido, moreno y prieto, que puede crear la mente humana tenemos... piel, esquema, sobrevivencia, individuo pío, renovado y limpio, todo ello escrito en blanco y negro sobre la virgen sin mancha de cualquier papel.

Sandra Gilbert, una de las más significadas críticas feministas de la literatura escrita por mujeres negras norteamericanas (ni modo, no puedo evitar la referencia) de la segunda ola, establece que la develación de las conexiones entre "textualidad y sexualidad, géneros literarios y género sexual, identidad psicosexual y autoridad cultural"(1980, 36), tiene mucha relacion con quién se es un plano dado. Entonces es justo que sepamos que una de las primeras incursiones con la cultura de Shirley fue con la actuación, —estudió Teatro y Creación Literaria en EL CONSERVATORIO DE CASTELLA—. Para nadie es un secreto que una de las primeras cosas que aprende un actor; es el arte de la simulación, de modo que la modificación y la representación en estos 36 textos son en sí, un lenguaje expresivo cuyo (radical) giro epistemológico hace que la escritora ejerza una política democratizadora que, se mueve en una doble hélice diseccionada a deconstruir el androcentrismo de las practicas sociales y culturales de la perspectiva de las mujeres, muchas veces las grandes ausentes de la cultura.

Me hice larga
como los caminos
me entendí mujer
una mujer negra ( p.79, rotundamente NEGRA, ediciones PERRO AZUL, 2006)

En pocos trazos deconstruye y subvierte el esquema original, provocando una praxis revolucionaria en el feminismo de una teoría que pretende el levantamiento del patriarcado a través de pericias que ponen en evidencia —cómo la ideología del género constituye una categoría universal de construcción—.

Aclaro que hoy
vengo con pocos palabras
a despojarme de mi misma
a declararme madre y negra
como cuando existo
a declararme públicamente
como miembra irrenunciable
de este sueño
de esta oración, (p.71, rotundamente NEGRA, ediciones PERRO AZUL, 2006)

La experiencia, como en todas las prácticas sociales y las instituciones culturales está mediatizadas por la ideología del género y se gana…

en las batallas
porque es cruzando los días
como se ganan los años( p.69, rotundamente NEGRA, ediciones PERRO AZUL, 2006)

Y tres.
Para mi la literatura es una práctica discursiva que no sólo reproduce sino que produce ideología de varias maneras, siendo las más sutiles la utilización de convenciones, en donde el lenguaje es ideológicamente cómplice con el sistema que se pretende subvertir; utilizándolo incluso de un modo subversivo y crítico, que se reinscribe y, al hacerlo refuerza lo que subversión en un pulso incesante y que se retroalimenta, y eso según lo que dicen Greene y Kahn, (1985 y 1991), pero en realidad, prestando atención a la convivencia entre literatura e ideología, centrándose especialmente en las formas en que esa ideología se inscribe en los mecanismos de funcionamiento de la literatura, y en las instituciones de producción y consumo literarios, podría decirse que en realidad el libro es una gran denuncia a la ideología sexista que informa la totalidad de las prácticas sociales, debemos entender el término ideología en el sentido marxista de ser producida y reproducida en las prácticas culturales.

"La cultura (los textos literarios en nuestro caso) transmite valores y valoraciones, y está en constante producción de otredad; por eso es que Shirley es rotundamente Negra, en aceptar la herencia que le fue entregada por linaje y hace una entrega de una palabra que es merecedora de mucho más de lo que se le ha dado hasta ahora.”
Por eso,

… me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa… (p.89 rotundamente NEGRA)
Archivo: Dlia Mc Donald

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