El Disecador de abuelitas

Laura Casasa

He vuelto.

Desde una óptica que puede entenderse como el del lector, que interroga y hace un recuento de lo que lee, este libro es interesante: resuma una idea pospuesta en muchos eventos vividos muchas veces, en distintos cuerpos, en distintos saberes, por tanto, muchos saberes.

Vamos por partes. Biológicamente todo ser vivo tiene una clasificación que lo establece en un centro medio de habitación que permite la interacción con otros organismos mediante el uso y creación de instrumentos de sobrevivencia: el hablar, la forma de pensar y articular una idea, se constituye en una de las formas más importantes de esa sobrevivencia puesto que, en la medida en que sepamos utilizarla saldremos adelante frente a los otros comensales de la marea evolutiva.

El ser humano, contrariamente a lo que se cree está en la cima de esa cadena evolutiva; porque al tener simetría bilateral, marcada diferenciación sexual, plano de hemi eje visceral que le permite un desplazamiento físico limitado, racionaliza sus emotividades y conductas en base a su percepción del medio; lo que le ha permitido crear su propio diseño de mundo y sociedad. La clasificación taxonómica de este tipo de seres, la hace precisamente el disecador, solo que con el objetivo claro, de guardar testimonio del pasado; puesto que un disecador, trabaja en base a un material especialmente seleccionados, cuestión de gustos, diría un especialista .

Este tipo de obra que, por cierto no lo hace cualquiera; siempre va necesitar de lo que la moderna literatura norteamericana llama un frame shop, un diseño de marca y sello que es lo que lo hace relevante frente a los demás; es decir un constante reelaborar de lo que se piensa para llevarlo a un punto de maduración. Zúñiga decía que todos tenemos una historia escuchada en alguna parte, lo que no sabemos es como escribirla, esto me gusta de este trabajo, una evolución sostenida en que es posible comprender, identificar, en ambos sentidos de la línea conductual de un universo escondido entre los cuentos, entre cada uno.

Más que ningún otro tipo texto, este tipo de libros (los cuentos tienen esa particularidad) debe hacer que los participantes; el autor/a, el/la lector/a y el crítico, asuman su responsabilidad frente a un texto armado, desde un inicio por el autor/a, para el disfrute de los demás; mediante la elaboración de lo que los afanosos del estudio de la semántica dicen:

1. Exteroceptividad, que en relación al contenido, debe verse como la connotación, lo que se desea decir, muy de la mano de la interioceptividad, la denotación de una percepción que va más allá de los sentidos, más.

2. Tensión Dramática: microcosmos de sentimientos que te llevan más lejos a solo tomar el libro y tenerlo entre las manos, sino a leerlo con interés, más.

3. Break Line: El punto tope, que nos ayuda a establecer los usos, y desusos de la estructura creativa, más.

4. Estructura tensiva escalonada, que permite asir las posibilidades de aprehensión sensible a los fenómenos, e historias narradas, más.

5. La búsqueda de la palabra correcta, de lo que se quiere decir, más

6. La esquematización, en este caso muy distinto a idea de agrupar una serie de ideas en común, sino hacerlo desde el punto de vista de la lógica del recuento, de lo que se quiere decir, más.

7. La elegancia de desvestir los recuerdos amantes con el pudor de la primeva vez; cuando el corazón late desmesurado y nos preguntamos si es, o no, lo correcto lo que estamos haciendo, más

8. Categorizar, entre un sentimiento y un exceso de voluntades pueriles, apelando al despertar de los sentidos mediante la inútil utilización de ideas recurrentes, es otro logro, más.

9. Agrupar todas las ideas en torno a un solo punto de arranque, más.

10. La visión del autor, terminen por darnos un libro que es importante para cualquiera por su intenso mirar, o extensa captación de sensaciones; dan como resultado un texto que demuestra evolución, semióticamente hablando, un paso evolutivo que es más que un pequeño paso para el ser humano… el corpus vivendi que rodea, en particular a este es fulminante frente a todo lo demás.

Una particularidad que llama la atención de este texto (y que me agrada) es que todas las narraciones, son objetos percibidos táctiles, que forman todos una familia, y (sin embargo nos permiten ser cada una libre e idependiente) casi que se diluyen una dentro de otra con una delicia rítmica única: un estilo que ya antes creí percibir en otros textos de la autora y que, auguraba provechosos.

No me equivoqué.

¡Bien Hecho!

La máxima condecoración de La Coleccionista de Espejos para este libro: trece espejos de roca, por ser los que nos abren caminos, y marco de madera de ilánilán, y mi admiración para la autora.

Para la L.C.E, Dlia Mc Donald Woolery.

Nota:

1.- Gracias a Anónima, nunca más pienso leer un solo comentario de nada. De eso se encargaran los de la colectividad, pero como ya saben lo que opino, me informaran de ser necesario y yo veré si respondo.

2.- Si van a utilizar mi nombre en sus blogs, por favor escribánlo del mismo modo en que yo lo hago, porque debe informales que durante meses se han estado quejando de la prima mayor de mi papá, residente en L.A. Estados Unidos, pero igual yo ni leos ni leos sus blogs ni me interesa lo que hagan ellos, pero a ella sí, y es más bruja que yo, así que no se asombren de lo que puede pasar por el cambio de identidades

3.- Qué estén mejor cada día