miércoles, 27 de noviembre de 2024

Lo que trajo la marea...


Si vas conmigo ya no me da miedo…

Cuentos didácticos de resiliencia

Mauricio y Margot Arley Fonseca

Antes de empezar, hablemos de La Literatura afro y su pequeño artilugio de escribir…

La escritura afro, es en sí, un pequeño milagro y, es que más que ningún otro escritor, el afro es el demiurgo, más bien actor de carácter que conoce el origen de su sed por escribir pues, como pues como un rompecabezas al que le faltan partes, la literatura afro, LIAF, no es solo cuestión de escribirla desde la mirada del outsider, sino que, como un actor hay que tratar de entrar en escena para asumir el personaje, pues en todo momento, es más personaje que obra, y muchas veces no depende de la ficción sino de la vida vivirla para entenderla, y eso depende solo de la vivencia personal.

Si vas conmigo ya no me da miedo…

Sin duda, toda obra literaria se crea desde un punto de vista.  En este caso, la obra literaria parte de una mirada específica, casi que diría que consecuente con la experiencia del autor en relación con la naturaleza, la sociedad y, el modo en que tales vivencias repercuten en su psique. En tal sentido los autores retratan, retrospectivamente y en tiempo actual, su percepción del paisaje; interpretan las relaciones sociales, los procesos sociales históricos, la memoria ancestral, las tradiciones y también crean realidades y mundos futuros, todo, desde una propuesta que se constituye tanto desde la colectividad, como desde la creación literaria, ocupándose de suceder la realidad imaginaria, una expresión artística que viene siendo en última instancia, un discurso imaginativo aunque en este caso, al igual que los demás mortales, los autores están inmersos en una sociedad. Inserción que implica ser una parte que la producción literaria que no se escapa de la programación social, en las que las dinámicas de clase social, nacionalidad, etnia, raza, género, cultura, política, religión y filosofía, inevitablemente se proyectarán en la obra literaria. Me gusta que los autores hayan reinventado la realidad de manera imaginaria, en que se incluye además un mundo objetivo y subjetivo en un plano de las ideas, que problematiza la realidad a partir de datos imaginarios, aplicables por analogía, a la realidad real, y a partir de esfuerzos reflexivos que llevan al escucha, espectador o lector a reconocerse, a encontrar identidad, a elevar su nivel de conciencia.

La Literatura afro y su pequeño artilugio de escribir…

La literaria afro también es un arte creativo que, por un lado, recrea discursos y situaciones que reconstruyen hasta cierto punto elementos del discurso dominante, aunque el autor no se lo haya propuesto y, por el otro, se enfrenta al hecho de que ninguna obra es mera trascripción del discurso dominante, mediante una pluralidad de discursos que afirman una doble consecuencia, una doble autonomía relativa: la del autor frente a su entorno y la autonomía relativa del mecanismo de fabulación que es una de las especializaciones de literatura afro: la ficción; cosa que siempre ha sido negada por la población dominante, que al denominarnos afrodescendientes, establece que, al menos en Centroamérica, y Costa Rica no es la excepción, la literatura afro no existe, o surge del vacío, porque creen no tiene un contexto histórico, por lo, en especial la literatura infantil, puede ser escrita por la población dominante quién privilegia, hasta la llegada de Quince Duncan, el relato oral por encima del escrito.

Es aquí donde Si vas conmigo ya no me da miedo, cobra relevancia e importancia, y denota porque para mí COCORI, no es tan nefasto como La Negra, y en especial, El martirio de una niña (blanca)de cinco años en Matina, de Manuel Argüello Mora, escritor, sobrino de Juan Mora, primer reconocimiento de literatura afro, cuyos personajes son tipificados como subhumanos de rasgos simiescos, gente de la selva, salvaje, hostigada por su propio hábitat, moralmente excluidos, supersticiosos, malos, corruptos, bestias primitivas, con danzas de la jungla, borrachos, ladrones, asesinos y violadores de mujeres blancas y adictos a la brujería. Personajes nigrofóbicos que, aunque por una parte suelen ser victimistas, propensas a la autoanulación, al autosacrificio por el bien del “blanco”, para quien sólo desean felicidad, también las hay que tienen hacia el blanco un gran odio, debido sobre todo a su incapacidad de ser en alguna forma empáticos o, considerados costarricenses, una de las razones prioritarias por las que YO nunca me reconoceré afro descendiente en mi propio país, ese término  se queda para cuando exista un grupo de nosotros, de diferentes regiones del globo: existe un paso pequeño entre ser escritor y lector, y es el mismo que existe entre leer y entender, que aquí hay que no solo observar sino poner atención al primero de tres fenómenos que, hacen que esta literatura, pase casi inadvertida: 1. Se escribe sobre los AFRO DESCENDIENTES, cuando lo correcto, es decir, AFRO NATIVO, por ejemplo AFRO COSTARRICENSE, por personas como Arguello Mora, que lo asumen como una moda de desmitificación de valores raciales, es decir, imponiendo al grupo hegemónico sobre todos los demás. 2. ¿Tienen los afro descendientes su propia voz, y derecho a escribir por ellos mismos?, y 3. ¿Existe reconocimiento o, negación sobre el aporte, o integración a la sociedad de los autores afro descendientes?, detalles por los que la LIAF, es en su mayoría un mosaico polifónico que se extiende inadvertidamente, desde las esquinas de México, concretamente Veracruz, que inicia con Gonzalo Aguirre Beltrán, Tlacotalpan, Veracruz, 1908-Xalapa, Veracruz, 1996, médico y antropólogo mexicano autor de El Señorío de Cuautochco: Luchas Agrarias en México durante el Virreinato un estudio sobre la tierra, la dominación del indio, la resistencia, los cambios culturales, la organización sociopolítica local y las condiciones socioeconómicas de la salud en la región de Huatusco, 1940, continua con Dra. Judith Solís Téllez, ensayista, y autora de ARBOLARIO, libro de relatos, que viaja entre la frontera de la LIAF, y el imaginario popular de cultura afro, pero sin llegar necesariamente a reconocerse como parte de ella, y finalmente Final del formulario

Aleida Violeta Vázquez Cisneros, Cuajinicuilapa, es decir las costas, poeta, y activista afromexicana, integrante de la Asociación civil Mano Amiga de la Costa Chica, quién desde la poesía,


Me han dicho que no soy negra

que pa’ eso me falta color

como si mi sangre fuera

cualquier cosa, sin valor

Nací en Cuajinicuilapa

pueblo costeño del sur

de Guerrero, tierra amada

donde abunda negritud

Orgullosa estoy, por tanto

de mi alma cimarrona

del espíritu que porto

y que nunca me abandona.

(Que me falta color, Aleida Violeta Vázquez Cisneros).


nos habla sobre la discriminación a la que se ha enfrentado la negritud, que da pie al cambio en la narrativa de los pueblos afromexicanos, y con ello da la visión de lo que viven otros países centroamericanos.  Sin embargo, cada país tiene su forma de Literatura Afro. Honduras, por ejemplo, es tal vez, uno de los pocos países que no reconoce su negritud, y de ahí hemos de brincar a Honduras británica, hoy llamada Belice, tiene sus propias representatividades a las que nos referiremos después, al igual que Bluefields, Nicaragua, y nos detendremos en Costa Rica, por ser la que, hasta ahora, he detectado, con mayor número de escritores afro, y 2do, por ser el caso que nos ocupa. Además de Panamá y Colombia, y del resto de los países del Sur tenemos muy pocas referencias.

Por tanto, podríamos decir que en ambientes culturales y escolares la LIAF es de, además, de reciente llegada profundamente desconocida pues, empieza a ser más conocida en tertulias familiares que dieron origen a una primera recopilación hecha por el departamento de Antropología del Ministerio de Cultura, 1985, denominado CUENTOS TRADICIONALES AFROLIMONENSES, a los que después seguirían CUENTOS DE ANANCY, Quince Duncan, ANANCY en LIMÓN, Joice Anglin Edwards, Tres Cuentos de Dolores Joseph, de nuevo Duncan UN SEÑOR de CHOCOLATE, y más recientemente Anancy y sus amigos, recopilación de Carol Britton González, y A who evá si a black payaso, de mi autoría…

Felicitaciones a los creadores de este didáctico conocimiento, por un nuevo re-descubrimiento

Para La Coleccionista de Espejos, Dlia McDonald Woolery

sábado, 5 de octubre de 2024

Con palabra de Mujer...

 


Dora Maar... 

Y porque no le gustaba su cara, y no sabía sonreír, Picasso hizo lo que quiso con ella... YKM

Nacida Henriette Theodora Markovitch, el 22 de noviembre en 1907, en Paris, Francia, mismo lugar de fachecimiento, el 16 de julio de 1997, fue una artista plástica, pintora, actriz, fotógrafa de alto nivel y reconocimiento, y escultora hasta que conoció a Picasso.

Hija única del arquitecto croata Joseph Markovitch, y de Julie Voisin, originaria de Tours, Francia, que primero se nacionalizó crota en Zagreb, casi al centro del país, para casarse con el hombre que ella habia escogido como marido, y luego, del brazo lo llevó a Rijeka, casi en la playa, probablemente porque ahí se conocieron, para volverse a casar con él y retomar su ciudadanía francesa, lo que da idea de su carácter, y de quién mandaba en esa familia en cuya casa se hablaba francés y español, porque por decreto social, vivieron en Argentina desde los tres años de la niña sus 23, y fueron tan cosmopolitas, así lo muestran las fotografías de su juventud, que retratan a Dora en lugares que van desde paisajes de los Alpes hasta zonas tropicales, más recónditos, siempre con una cara de aburrimiento que ni qué pues, ella era lo que podríamos llamar a un poquito rarita porque no le gustaba sonreír, siempre triste, una persona callada, orgullosa, inteligente y de una ironía fina que decía que no pertenecía a otro tiempo, por eso gustaba disfrazarse con ropas de siglos anteriores, aspecto que aparece en muchos de sus collages. Por la relación materna se emancipó joven, convirtiéndose en símbolo de status cotilleo, para la alta sociedad parisina de entonces.

Bajo la resistencia materna, de acuerdo y no, a que pintara -a ella no le gustaban las famélicas y horridas pinturas que su hija hacia desde la niñez-, comenzó a hacer más visibles sus obras. Estudió en la Academie Lothe donde conoció a Henri Cartier-Bresson, cuando aún no se había convertido en uno de los mejores fotógrafos del momento; quien era también admirador de sus pinturas la definió como una fotógrafa notable; y recordemos que, en aquel entonces, la fotografía no estaba tan bien considerada como ahora, pero muchos de sus participantes solían ser también pintores porque además de que creía que la fotografía era un oficio de solitarios, afirmación que podía aplicarse muy bien a Dora, estructuró que sus obras poseían un halo misterioso y espantoso pues, Dora se sentía atraída por la muerte y experimentaba con los objetos desproporcionados como un recurso que desestabilizaba nuestra realidad. De la Academie Lothe, pasó a L’École de Photographie de la Ville de Paris, pero como habia sido censurada económicamente nuevamente por su madre, para poder revelar sus fotografías, daba clases a Pierre Kéfer; a cambio él le dejaba usar su taller; razón por la que algunas de sus fotografías llevan la marca Kéfer-Dora, a pesar de que las últimas están hechas únicamente por ella. ​


A lo largo de su formación profesional conoció importantes desarrolladores y creadores como Man Ray, Emmanuel Radnitzky, de quien hablaremos en algún, más adelante, del que aprendió con notable asertividad el efecto desenfocado, que, junto con lo aprendido de su buen amigo, el fotógrafo húngaro conocido como Brassaï, conocido por sus innumerables y fantásticas fotos de Paris, con quien mantendría una larga amistad, y con quienes comenzó a trabajar un tiempo de exposición más largo para intensificar los negros, sumamente efectivo en Les années vous guettent, donde una telaraña cubre amenazadoramente el rostro de Nusch Éluard, esposa de su amigo personal Paul Éluard. También destaca su aprendizaje con Sougez, uno de los fotógrafos y críticos, más destacados de aquel entonces, quien le aconsejó tanto a nivel técnico como personal y con quien publicó varias obras conjuntas, ¿Cuál es la constante aquí? La edad, pues la fotografía de Maar estuvo bajo una nueva corriente artística que era más bien clásica, siguiendo el estilo refinado de Harry Ossip Meerson, de origen ruso, nacionalizado francés, especialista en fotografía de moda y publicitaria.  Igual que todos los anteriores, hablaremos de ellos después.

Maar, podría decirse, fue siempre un poco desequilibrada, y la cercanía con Picasso, a quien conoció en el mítico café Les Deux Magots, en 1936, ​ mientras ella practicaba un extravagante juego en el que a veces se cortaba las manos, eso dijo él, en realidad, estaba pactada con él para hacer un seguimiento cronológico fotográfico de la GARNICA. Son muchos los comentarios, sobre todo por el trato que le daba que, iban desde tortura física y emocional, hasta palizas que la dejaban inconsciente, que refieren que hizo ese acercamiento con el fin de que no fuera molestado por los nazis, que asolaban Paris en ese momento.

A ninguno de sus amigos, empezando por Paul y Nush y Paul Éluard, Abdré ´Bretton, Jacqueline Lamba, y terminando por la madre que, como dato curioso, durante la ocupación nazi en Francia, de noche, con toque de queda, mantuvieron una discusión violenta sobre la relación con Picasso, cuando de repente guardó silencio: a la mañana siguiente, Dora la halló muerta con el teléfono en la mano, ¿Y qué hizo ella?, abandonar a George Hugnet, e irse inmediatamente a lo de Pablo quién hizo tirada, literal, por la ventana a la pareja de entonces: Olga Kocklova; les agradaba ese enano maldito ese con tipo de mimo y cabeza de roll-on barato, por el trato que le daba; burlarse de sus pinturas y fotografías, con aquella serie de retratos, actualmente muy cotizados, de su cara y arte completamente desfigurados, pues él rivalizaba en todo sentido y forma con ella, la minó a tal punto que respiraba solo si él lo ordenaba.  Certeza más que confirmada, cuando en 1944, curiosamente terminada la ocupación nazi, apareció Françoise Gilot en la puerta y ella fue a dar al psiquiátrico, por loca y testadura, dijo el amado porque cuando se negó a abandonar la casa por su voluntad empezaron las señales de desequilibrio: no solo era que el carísimo perro que le regaló Picasso días antes, que pensó robado, apareciera andando por su cuenta por los muelles; bien lejos de su casa. En otra ocasión, le robaron la bicicleta, y más tarde la encontraron intacta en otro lugar; y finalmente, la encontraron desnuda en las escaleras de su casa para consternación de un séquito nupcial; invitados de última hora de PP; claro que nadie recordó que el baño de su habitación inexplicablemente tenía la puerta cerrada, y lo mismo pasaba con las demás, ni que las puertas de su habitación tampoco abrían. No dejemos de lado el asunto de las voces que la perseguían por todos, y que le provocaron una crisis monumental en el cine, a ella, amante del cine, tuviese una crisis de ansiedad porque la misma voz que le habia hablado antes de salir de casa estaba ahí hablando lo mismo de antes.

Fue psicoanalizada por Jacques Lacan, conclusión; aquí pasa otra cosa, asi que le aplicaron electrochoques en el hospital de Sainte-Anne, el mismo al que Bretton y ella trabajaban con los dibujos de los enfermos. Estuvo algunas semanas, hasta que Paul Éluard, su mejor amigo, volvió a la ciudad y se dio cuenta de su ausencia; investigando llegó a Picasso; quien sin problemas le dijo, Esta encerrada por loca y testadura…


De las palabras pasaron a las manos, y al no lograr que por las buenas a que la sacara de ahí, y los Éluard la sacaron, pero nunca volvería a ser la misma: vendió un de Picassos, con permiso de él claro, para comprar un apartamento, fiel reflejo de su compleja personalidad, para encerrarse en él hasta su muerte en 1997 y, en su testamento dejó todos sus bienes: 130 Picassos y la mayoría de sus fotografías,   a su padre (fallecido en 1969), y a un monje un monje desconocido por lo que la obra quedó en resguardo de la fundación Picasso.



Para La Coleccionista de Espejos YKM

martes, 1 de octubre de 2024

VII Encuentro de Mujeres en Costa Rica

 


La Asociación Costarricense de Escritoras se complace en presentar a la comunidad nacional e internacional el VII de Encuentro de Literatura de Mujeres en Costa Rica.

Los Encuentros de Literatura de Mujeres en Costa Rica son actos de memoria, fuente de formación académica y ventana para mostrar la producción de las mujeres en este campo.

En su afán de rescate de la memoria histórica convocan a escritoras costarricenses de otros tiempos para rescatar sus aportes a la cultura costarricense, la mayoría de las veces silenciados.

En su calidad de espacios de reflexión académica nos han puesto en contacto con especialistas en historiografía de la literatura, de la crítica literaria y profesorado universitario en lengua y literatura, del país y del extranjero.

 

Son también una oportunidad de visualizar el aporte de las mujeres a la literatura, donde distintas voces de la ACE toman la palabra y la comparten con escritoras invitadas.

 

Los antecedentes de estos Encuentros se remontan al año 2000, apenas nueve meses después de haberse fundado la Asociación Costarricense de Escritoras, cuando la primera Junta Directiva, liderada por la poeta Mayra Jiménez Rodríguez, de grata memoria, organiza el Coloquio Literatura de Mujeres en Costa Rica, como lo expresa la socia fundadora Yadira Calvo “… con el propósito de propiciar la reflexión sobre la literatura, presente y pasada, escrita por mujeres en Costa Rica” (Ortega, La República, 1 de febrero, 2001, 2 B).

Yadira Calvo y la segunda presidenta de la asociación, Marjorie Ross, retoman el tema con el título Literatura costarricense escrita por mujeres y lo exponen en marzo del 2003, es decir, a tres años exactos de la fundación de la ACE.

Esos, podríamos decir, son los antecedentes de los encuentros bienales que se establecen a partir del año 2014, en la administración de la escritora Magda Zavala, con el nombre de II Encuentro sobre Literatura de Mujeres en Costa Rica. Este es dedicado a la escritora y académica, Sol Arguedas Urbina (1921-2022), científica, poeta y ensayista, quien escribe en prosa y verso; es una mujer revolucionaria, comprometida con la realidad de su momento, participa del debate internacional y apoya el pensamiento más progresista.

El III, que se realiza también en el período de Zavala, en el 2016, y se le dedica a Ninfa Santos Mora (1914-
1990), quien, en opinión de Miguel Fajardo “A 28 años de su desaparición física, su poesía empieza a alumbrar, con derecho propio, contra viento y marea. Su nombre reclama un merecido espacio en las letras costarricenses, tan esquivas con ella, donde su nombre se continúa pronunciando con cautela y entre murmuraciones insólitas… (Fajardo, 2018).

El IV se lleva a cabo en 2018 en el periodo de Julieta Dobles como presidenta y se le dedica a la escritora Rafaela Contreras Calas, de la que plantea Hellen Umaña (2021) que “por esa actitud de ruptura y gracias a los textos que escribió, … debe ocupar un puesto por derecho propio en el mundo de las letras. … Sin estar en primera fila —su ciclo vital fue demasiado breve— forma parte de la generación de escritores que impulsó la gran renovación que Hispanoamérica le imprimió a la literatura en lengua española”.

El V Encuentro se realiza en el 2020, cuando Leda Cavallini es la presidenta y se le dedica a Victoria Urbano, escritora y académica universitaria. Poco convencional, la dramaturga, poeta, y narradora cuentista no se limita a la creación literaria, escribe ensayos, estudios académicos, críticas literarias. Defensora de los derechos intelectuales de las mujeres, funda la Asociación de Literatura Femenina Hispánica y crea la revista Letras Femeninas con la clara intención de abrir espacios a las escritoras. “Escribió un teatro inteligente, de fuerte preocupación social y cuestionamiento a la identidad. Ejerció una crítica aguda al machismo y al sistema patriarcal, y entre otros valiosos rasgos, fue dueña de una composición innovadora, bastante ingeniosa para la época” plantea McDonald (2017.)

El VI se celebra en el periodo de Marta Rojas en el año 2022 y se dedica a Guadalupe Pérez Rey, española-costarricense, emigrante, luchadora, comprometida con la vida y con todo aquello que emprendiera. La primera ingeniera graduada en el país y una prolífera dramaturga.

 

Este VII Encuentro de Literatura de Mujeres que hoy inauguramos está dedicado a dos escritoras de la literatura infantil, Clara Amelia Acuña y Delfina Collado, escritoras en pro de los derechos de la niñez, la adolescencia y la mujer. Conoceremos de ellas y sus textos en esta sesión.

Mañana estaremos en San Ramón en el Centro Cultural e Histórico Figueres Ferrer, donde la actividad se ampliará para público infantil con talleres de lectura con obras de las autoras homenajeadas y se destacarán las figuras de Corina Rodríguez y Zeneida Montanaro, maestras, escritoras y activistas de la comunidad.

El viernes estaremos en Cahuita, Limón, donde en conjunto con Inmar Caribe añadiremos a lo presentado hoy, un homenaje a Javiera Aravena Berger, maestra y activista social. Además, se ofrecerá un taller de escritura creativa para mujeres de la comunidad.

Para terminar mi participación quiero dejar constancia de mi gratitud, como presidenta de la ACE, por el trabajo realizado por las compañeras escritoras Leda Cavallini, quien lideró la Comisión nombrada para este Encuentro, ardua labor que asumió con gran cariño y compromiso, a Rocío Milene Ramírez, a Yolanda Bertozzi y a María Suárez que, desde esta misma Comisión facilitaron el trabajo en las sedes de San Ramón y Cahuita. Gracias, compañeras.

Gracias a la Benemérita Biblioteca Nacional, al Centro Figueres Ferrer y a Inmar Caribe, instituciones u organizaciones que nos abren sus puertas para esta celebración.

Gracias al público que nos acompaña presencial o virtualmente.

Disfrutemos de lo que hemos preparado con mucho amor, entusiasmo y compromiso.

Buenas tardes

 

Marta Rojas Porras

Presidenta de la ACE

jueves, 26 de septiembre de 2024

La transmutación al falo debida

Si como distingue Octavio Paz lo pornográfico es mostrarlo todo y lo erótico es apenas insinuación, les dejo el pornográfico prólogo que escribí para Falosceno y me dedicaré solo a tocar por aquí, tocar por allá…

POR EL TÍTULO: Al entrar en este nuevo poemario de Roberto André Acuña, ¿en cuál tiempo estamos? El título, desde su juego fonológico, nos remite a la ecología política y nos ubica en una era geológica global, sustentada en relaciones sociales desiguales, jerárquicas, opresivas y destructivas, que afectan especialmente a las mujeres y a la naturaleza. El fa lo ce no es nuestro tiempo actual, en que el dominio y la violencia heteropatriarcales-capitalistas exterminan por igual a los sujetos femeninos y a los ecosistemas.

Pero el título de Acuña es Fa los ce no. ¿Qué inscribe esta ese de más? ¿Subraya que entramos a una era geológica alternativa, de solo hombres, donde no hay ninguna mujer, mas sí lo femenino, sí la (com)unión con la naturaleza? ¿Pone simbólica y materialmente el énfasis en el deseo primordial por el pene? ¿Nos presenta a esos seres faloportantes que se viven, se gozan, se sufren y transforman en el poemario? ¿Nos introduce a un discurso arqueológico de los cuerpos sexuados como hombres, de lo masculino y del homoerotismo?

 POR EL “SOL SALAZ”:

[Roberto lee] Falosfera,

Sol fálico,

insolación planetaria:

un calor hierve las aguas,

inseminadas de partículas y centellas.

 

Luz penetrante,

necrófila de una atmósfera estéril,

desbordada en lava y piedra.

 

[…]

 

Coloso,

me incineras,

me violas,

me quemas.

 

Al principio era el “Sol salaz”. El neologismo “Falosfera” traza desde el primer verso del primer poema el habitus falocénico, donde las estructuras políticas, violentas y consumistas han destruido la sociedad, el medio ambiente y, por tanto, han promovido el calentamiento global, las sequías, la desertización, la extinción de las mujeres, el fin del mundo y de la voz lírica.

Sin embargo, después del falocaos, la “Falogénesis”. El neologismo con que se titula el segundo poema connota el origen no solo del mundo, sino también de los actantes líricos.  Las fuerzas telúricas y celestiales se funden hierogámicamente y reorganizan el orbe. Se reactiva, entonces, el “Agua Vital,/ Océano Seminal,// Reguero incierto”, que permitirá el origen quimiosintético del hablante lírico:

 

[Roberto lee] Un pez

con forma de hombre

se arrastra:

hiede a huevo y calostro.


Secreta

sudor,

placenta,

semen.

 

Su forma

repta y es perversa:

 

intenta volar, no tiene alas;

intenta nadar, no tiene branquias;

 

trepa un árbol, desnudo,

siente hojas y tallos

duros

rectos

firmes

como Él mismo.

 

¿Escucharon? La potente y creadora monstruosidad del hablante lírico no solo da cuenta de su hibridez y, por tanto, de las múltiples posibilidades de ser y estar en el mundo; sino también de la fluidez de su cuerpo e identidad, que le dota su naturaleza ictiológica para moverse especialmente a través de lo masculino y lo femenino, de lo definido e indefinido, de lo racional e irracional, porque este hablante está determinado por el deseo sexual, el autodescubrimiento y goce de su cuerpo. Vive su pene; lo apetece y ensueña en todas partes…

 POR TODAS PARTES: Se ve solo. Con su grito rompe la monotonía cósmica. Y de pronto, entre los árboles, encuentra al “otro cuerpo”: “su falo, cárnico, desata/ explosiones/ obsesiones/ pulsiones”. El ritmo doloroso-placentero de ese otro al penetrar al hablante lírico suscita y corrobora no solo su deseo primordial por el pene, sino también su unidad mutua y con el cosmos y, más aún, el lenguaje orgánico, pasional, que proferirá el cuerpo del hablante a lo largo del poemario. Él no puede dejar de sentir que ha recibido aquel

[Roberto lee] signo,

vertical y sólido,

incesante en mi cuerpo,

vulnerable a la carne,

al verbo.

 

Cómo olvidar tu erección

si fui su continente doliente, placentero.

    Su deseo de ser receptá-culo, de guardar como marca violenta el semen del otro dentro de sí aunque lo devore, se torna necesidad: él requiere el sexo para garantizarse su supervivencia, no reproductiva, sino emotiva; su estar en el mundo, su ser en esa “Fábula prehistórica”. Es este, pues, el comienzo de la era faloscénica.

POR LA “FALOPATÍA”, sin embargo: por la dolencia pénica, es decir, la afección total, estos actantes líricos pierden su lugar topofílico, su época primigenia. La falta de contacto y desnudez, los escasos estímulos, la no respuesta al llamado enferman el cuerpo y el alma del hablante lírico, no solo sus genitales:

[Roberto lee] Sufro

de una neurosis

incurable:

la marca de tu lengua

recorriendo

mucosas y pieles

apenas cubiertas de gozo.

 

Un gozo prehistórico,

convertido en susurro y vergüenza.

POR LA “FALOXICACIÓN”, porque el tiempo todo lo degenera y demejora, el cuerpo del tú lírico se vuelve pútrido, insoportable, hiriente:

 [Roberto lee] Hiede tu glande,

boca fálica,

con violencia:

beso abrasivo

de una salpicadura incierta,

ahora histórica, indeleble.

Ahora el tacto envenena. El sexo es nocivo. El sadismo del otro instaura en el cuerpo y el alma del hablante lírico su rol subordinado. Este llega a sentirse culpable, incluso, de que su amado finja su satisfacción, aunque todo se resuelva aparentemente bien en sexo: “Lloras seminalmente,/ lágrima de una molécula abstracta, doliente;/ lágrimas de una obsesión invocada.” Aun así, el tiempo también motiva una esperanza y, valido de esta, el hablante lírico ruega por recobrar su compenetración sexual, amorosa, vital. 

POR LA “ORACIÓN SEMINAL”: Este poema, que ya Roberto nos performó, es el ejemplo sintético y clave por el que me atrevo a definir la de Falosceno como pornopoesía. El poeta guatemalteco Manuel Gabriel Tzoc Bucup, moviéndose dentro de la dimensión del homoerotismo, el erotismo extremo o la poesía marika, define su propia producción como pornopoesía, ya que esta evidencia otros lenguajes poéticos escritos por personas LGBTIQ+, cuyas expresiones ‒muchas veces más conceptuales que metafóricas‒ buscan decir, de forma directa, visualizable, hipersexualizada y sin censura, lo explícito y honesto del erotismo, la transgresión, el exhibicionismo, lo obsceno, el placer violento, el culto a la muerte. En la pornopoesía, lo pornográfico se (con)funde con lo erótico y viceversa, pues ambas expresiones pueden ser fetichistas, usan un lenguaje estético, conjuntan acoplamientos sexuales y la integración de las personas, el disfrute de los cuerpos, de lo (im)puro y de lo (in)decente. En la pornopoesía, lo pornográfico tiene un estatuto no vulgar, sino artístico tanto como lo erótico. Así las cosas, se comprende que la pornopoesía sigue un rumbo estético, al tiempo que se aúna a propósitos políticos como dinamitar los convencionalismos sociales heteropatriarcales, visibilizar la disidencia y diversidad sexual, criticar a los colectivos LGBTIQ+ y su endodiscriminación, y desestructurar el canon de la poesía. ¿Van comprendiendo mi propuesta de llamar pornopoesía la de este poemario de Acuña?

A fin de cuentas lo que la estética de Falosceno critica, en el nivel endodiscriminatorio de los mismos gays o de hombres que tienen relaciones sexoafectivas con otros hombres, es justamente las implicaciones históricas de lo fálico: el hecho de que asuman consciente o no-conscientemente relaciones jerárquicas, explotadoras y violentas entre activos y pasivos, las mismas que operan en el faloceno y promueven feminicidios y ecocidios.

 POR LA “FALODESTRUCCIÓN”: Porque el hablante lírico se ha dado cuenta del falogocentrismo, la identidad dominante, la palabra y los abusos del sexo y el género masculinos que le permitió a su amado le metiera al penetrarlo; se permitió interiorizarlos… El hablante lírico decide eliminar lo falotóxico; por eso, decapita al amado: lo neutraliza, le corta cabeza y glande, sus dos cabezas. Se ha convertido, como bien nos performó Sofía Sandoval, en Salomé.

POR EL CULO fue libre: el hablante confía en su ano, porque si este fue el primer escenario corporal que unió a los amantes en su prehistoria, ahora es capaz, como dijeran Javier Sáez y Sejo Carrascosa, de desarticular el discurso falogocentrista, sus efectos, su historia. En otras palabras, el hablante tiene esperanza en su culo: ejecuta una política anal básica: dejar que todo entre, recibirlo todo, para que de él únicamente salga enunciación poética, placer edificante, vida y convivencia sanas: “Es el ano/ una victoria que quiero:/ la redención de lo oculto, tu miedo.”

Pero para conseguir esta política anal, no son válidas las leyes utilitarias, preexistentes del falo. Por eso, el hablante lírico anuncia la “Anomia”: los nuevos territorios sexuales, regido por otras normas, otro tipo de relaciones; de ahí que busque otras cualidades, formas y energías, y no es casual que lo haga en la naturaleza. El hablante, distante ahora de la lógica patriarcal-capitalista, se concibe y autoconstruye en alianza, hibridado e interconectado con varias especies del reino animal, pero especialmente del reino plantae. Vean la portada: su ano apetece, como las mismas plantas, la irrigación y la luz; posee su olor (¿han olido los ciclámenes y las grandifloras?), su perennidad, sus flores pentámeras dispuestas a recibir estímulos. Incluso deja que le crezcan hacia dentro, satisfactoriamente, el bulbo y los cormos:

[Roberto lee] Ano Mío:

 

Adoración intestina,

Orificio Universal,

 

Anudado estoy

de esfínteres y tensiones,

fragantes de ciclámenes.

 

Flor carnívora,

 

rostro inverso

de mi cuerpo:

 

Mamífero,

Molusco,

Marsupial hirsuto.

 

Beso contrario del cuerpo,

 

‒Plurianal.

 

Intestinalmente,

me adoras

 

la grandiflora expuesta,

tu gladiolo profundo.

POR LA TRANSMUTACIÓN: me voy a callar, porque les toca a ustedes vivir la transmutación del hablante lírico. Solo quiero que se pregunten: ¿qué nos poetiza a fin de cuentas Falosceno? ¿Qué nos dice a cada uno de nosotros, nosotras, nosotres? Acaso que no hay diferencia entre las historias de vida, amor y erotismo de las personas LGBTIQ+ y las de personas heterosexuales, porque todas son humanas e indefectiblemente y, de alguna manera u otra, en algún momento, hemos reproducido y padecido la historia del falo; pero por lo mismo también hemos tenido la posibilidad de empoderamiento. Esta es la transmutación al falo debida. Y justamente gracias a ella, Falosceno es uno de los pocos textos costarricenses donde los sujetos homosexuales o las relaciones intermasculinas no terminan en soledad, dolor, huida o tragedia. En este sentido, Falosceno contribuye invitándonos a la voluntad de ensoñarnos poéticamente y de crecer vitalmente.

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Docente de español y literatura en secundaria y universidades. Máster en literatura latinoamericana por la Universidad de Costa Rica, actualmente realiza sus estudios doctorales en la Universidad de Valladolid. Colabora con diferentes revistas latinoamericanas y europeas. Es miembro, promotor y coeditor (desde 2002 hasta la actualidad) de la perspectiva trascendentalista del Círculo de Poetas Costarricenses (San José) y el Grupo de Aranjuez (Madrid). Ha publicado los poemarios: 
Deshabitado augurio (2004), Hormigas en el pecho (2007), Navaja de luciérnagas (2010), Varonaria (2012), Mendigo entre la tarde (2013), La invicta soledad (2014) y Quince claridades para mi padre (2015).

Ronald Campos López (San José, Costa Rica, 1984- ) 

jueves, 12 de septiembre de 2024

Yo no puedo callar...

 


En una noche llena de esplendor, en el Auditorio del Centro Cultural de España, totalmente lleno, en u
n ambiente agradable, con historias, cuentos y canto, con participaciones rigurosamente académicas, la Fundación para el Desarrollo del Arte y la Cultura que dirige la señora Carol Britton , en el marco de las celebraciones del Festival de las Flores de la Diáspora Africana 2024, el martes 10 de setiembre a las 7:00 p.m. presentó del libro ”Cuentos Limonenses” DEM TEL MI SE…, edición trilingüe, criollo limonense, inglés estándar y español del escritor Quince Duncan. Como expositores estuvieron el señor Franklin Perry lector de cuentos y consultor cultural y el señor René Zúñiga Coordinador del Departamento de Lingüística de la Universidad Nacional. Participó también en el evento el canta autor Manuel Monestel con interpretaciones afrocaribeñas y la conducción de la actividad estuvo a cargo de la señora Trudy Poiser que lo hizo de una manera magistral.

Colaboración de  Rafael Barrientos Germé

sábado, 3 de agosto de 2024

Taller de Creación Literaria Don Chico

Anuncio Comunitario

Marianeth Salas 

I



Sabes amiga, las mariposas nunca habitaron mi estómago,

tampoco  he visto florecer los Helechos 

y ni siquiera las letras que escribo para él se han llenado de sonrisas fingidas.

No,  no te preocupes ,

mi tristeza cada vez se fortalece con la ausencia de su cuerpo.

Si. Es un poco raro mirar  los ojos de él a través de la distancia,

pero se que su amor crece, poco a poco, seduciendo mis pensamientos .

Oh, amiga mía,

cada día disfrazo de alegría del amor que siento por él,

hasta se lo grito en las letras que se acumulan en mis poemas .

Sabes,  he buscado un chivo expiatorio para que sea mi cómplice

en los amaneceres que él vive,

porque de esa forma habitaré en sus pensamientos

 cada vez que piense en mi .


II


Tan oscura, y fría,

con las manos trémulas 

y los ojos quebrados,

voy gritando bajo la lluvia 

el dolor sofocante de mi alma solitaria.

No, no lloro por  la ausencia por no tenerlo,

mis lágrimas son débiles,

porque busco el consuelo en cuerpos huecos 

y en besos fugaces,

pero me equivoco con  cada uno  de ellos,

porque tú vives en mi,

sin apartarte de mis pensamientos.

Si, estoy consciente de que tu boca y  tus manos 

no han tocado mi piel,

pero eres el habitante constante en mi alma.

Porque a pesar de que vives en mi,

no puedo pronunciar un Te quiero:

a veces se me ocurre gritarlo en el bullicio de mis letras, 

tratando de conjurar tu mirada .

Si, es doloroso,

pero no tengo otra opción,

porque no quiero romper tus palabras …


III


¿Seducirte?

¿Con palabras, simples y desnudas?

¿Sexo ?

No, no lo creo.

¿Besos?

No, no lo creo.


porque  quiero agudizar  tus sentidos ,

más allá  de lo que ven tus ojos .

Confía en mi ,

Con voz suave  te digo en el oido palabras de ternura , para que pierdas el miedo .

A veces no hace falta quitar la ropa  para seducir los sentidos .

Seducir , 

va mucho más profundo que la piel .

Quizás con :

un perfume sutil ,

un chocolate cremoso ,

el roce de un pañuelo de seda 

o una canción suave ,

para liberar los pensamientos .

Por favor ,

no tengas miedo ,

permite que tu corazón se tranqui…

[3:41 p. m., 3/8/2024] Marianeth Salas: Cual de estos era ?

[3:42 p. m., 3/8/2024] Marianeth Salas: " Anuncio Comunitario "


Estoy buscando ,

una alma solitaria ,

que anhele pertenecer a un corazón desquebrajado ,

porque esta agonizando .

También ,

me gustaria encontrar 

una primavera sonriente ,

para soñar con un Otoño  blanco .

Y asi mezclarlo  con el color  de los ojos  de él .

O   quizás ,

podria vestirme  de nostalgia  

y    perfumar  mi  soledad  con Tulipanes negros .

Busco ,

un sueño   alocado ,

que  me lleve  a vivir  cerca  del Estrecho  de Magallanes ,

para  que mi existencia  tenga un valor agregado .

Quisiera  encontrar ,

a   un hombre  

Sin coraza 

y   sin   tiempo marcado ,

para que cubra  con dulzura 

las heridas  que  habitan en mi alma ,

porque  están  sangrando 

y   las  suturas  no han  sido  suficientes .





jueves, 25 de julio de 2024

Nota luctuosa...

  

La Fiebre del Oro y el Destino manifiesto llegan a Costa Rica...

Sobre Avancari de Santiago Porras J.

“Beba Oro Cristiano...”

¿Qué es el cuento? ¿Qué es la novela? ¿Se habrán agotado ya los géneros?

Según el narrador guanacasteco Santiago Porras no, porque nos ha sorprendido con una serie de narraciones integradas en una obra que para nosotros es una novela corta que difícilmente supera las cien páginas.

Su corta extensión para mí, es una de sus primeras virtudes.  Sin embargo, Santiago no deja santo con cabeza durante su recorrido novelado por una arista de la historia costarricense bastante silenciada. 

Cuando se estudia la historia de nuestro país de la última mitad del siglo XIX y la primera del XX, solamente oímos hablar de su majestad el café, el grano de oro y más tarde del banano.  La minería, si bien no alcanzó las dimensiones que tuvo en México y algunos otros países de la América del Sur, tuvo gran importancia en el enclave de Las Juntas de Abangares, El Monte del Aguacate y algunos otros sitios de la geografía nacional.  

   En su novela, Avancari, Santiago Porras se ocupa de esta sección de la historia patria.

 Claro que Ana Yolanda Zúñiga y Sergio Masis ya se habían ocupado del tema e inclusive hubo una puesta en escena, pero hay más espacio para los detalles en la narrativa.

Se trata de una novela de estructura sencilla, con cierto equilibrio entre diálogo y narración, cronológica, con claros indicadores de las partes.   Sí hay interrupciones del fluir narrativo de la obra pero no pierde al lector.  Hay varios narradores testigos que a veces se vuelven casi omniscientes.  A veces uno duda del nivel de escolaridad tanto de los narradores como de algunos de los personajes por lo sofisticado de sus reflexiones.

Son muy interesantes los usos que hace el autor del subgénero epistolar, son casi paulinos. Betty, le escribe varias cartas a Mary pero Mary nunca contesta.   Betty, Teresa y Mercedes son las únicas mujeres a quienes se les brinda cierto respeto, las demás son como Raquel y Vidas en el Cid, un grupo amorfo cuando no concubinas, famme fatales o prostitutas, víctimas absolutas de un rudo y salvaje entorno machista.

Otro de los narradores testigo-protagonista, es un sencillo minero raso, quien como en la
Balada del Café Triste de Carson MaCuller, relata la triste historia de él y de su comunidad.  También sorprende por la agudeza de sus observaciones y las conclusiones a que llega. Indiscutiblemente se llevan las palmas los primos Gamba y Lico, con sus amigos se enfrascan en unas deliciosas (diría Cervantes) discusiones en torno a la historia y la política costarricense. Uno se maravilla de sus conocimientos y capacidad de análisis pero más clara y alta se oye la voz del sabio y disciplinado investigador y autor de la novela. Y concluye, uno diciendo que los años no pasan en vano.

Una idea genial de Santiago, fue personificar al oro, utilizándolo como uno de los elementos de enlace en la obra.  Don Oro o Santo Oro, nos brinda su testimonio a través de toda la historia.  Nos conduce al inicio de su creación: Soy polvo de estrellas..., dicho al antiguo Egipto, a la antigua Grecia de visita con el Rey Midas, al continente americano durante la conquista, al lado de los evangelizadores, durante el Gold Rush, por Centroamérica, durante el Destino Manifiesto y el filibusterismo y, finalmente por el neo liberalismo y la globalización.

Es evidente que lo ecológico también aparece y como ingeniero agrónomo graduado del Zamorano, es excelente conocedor de la flora y la fauna de Centro América. Hay partes del libro que se convierten en verdaderos tratados de botánica y zoología: las frutas, el clima, los nombres de los árboles y las características de las maderas, no parecen guardar secreto alguno para él.  Mucho de eso lo pone estratégicamente en boca de doña Betty, la mujer usamericana del mandamás, y de manera muy poética.

El libro es un tesoro en cuanto al vocabulario, nos trae a la memoria al Quijote en la parte donde Sancho Panza, es finalmente gobernador de la Ínsula Barataria y hace uso de su refranero para gobernar y juzar.  Santiago utiliza los giros y refranes más inauditos que corresponden a esa Costa Rica no tan lejano pero que ya casi no está. 
Recomiendo el libro a cualquier lector que quiera instruirse en una parte impotente de la historia de Nuestro País, mientras ríe, llora y sienta empatía. Creo que es excelente para los profesores De Educación Ciudadana, Estudios Sociales e Historia para que apartir de él discutir la participación de dirigentes costarricenses como: Braulio Carrillo, Tomás Guardia, Próspero Fernández, Calderón Guardia, José Figueres, Rodrigo Carazo, en asuntos oficiales. También les podrá servir a los profesores de español y de literatura. Otra cosa que no debe pasar inadvertida es la fina, pero finísima ironía, con

que Santiago nos acerca a la idiosincrasia tica.
Mi única pregunta es por qué no acercó a los capataces negros al lector parahaber podido
ver otros aspectos de ellos. Aparecen como un grupo uniforme y estereotipado como los soldados alemanes en las películas de guerra de la década de 1960-70.  No les conocemos la parte humana. La misma objeción le tiene Chinua Achebe a Joseph Conrad en su Heart of Darkness.

        La Coleccionista de Espejos:

                                                                                        Franklyn Perry P

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