lunes, 21 de septiembre de 2015

2. Sombra, silencio y olvido: la auto-creación en la poesía de Delia McDonald


En poemas como “Soy una mujer negra”, la autora se auto-escribe, creando un espacio para sí dentro de la esfera cultural,

VI

Soy una mujer negra

Tan fuerte

Como un cedro

Tan fuerte como el sol

Pero aún más,

Soy el mar

Y habré de escribir

Mi nombre

En las arenas

Interminables

Por siempre,

Siempre. (El séptimo círculo del obelisco10)

McDonald se apodera de ese espacio que le ha sido negado no solamente a ella sino a los
pertenecientes a su etnia afroantillana quienes residen en imaginarios revestidos del mestizaje e hispanidad blanca.  Este poema es acto de rebeldía ante los que han tratado de definirla y asimilarla al mito nacional.  El yo poético dice “no”.  Yo me defino a mí misma y así quedará escrito “por siempre, siempre”.  La repetición del “siempre” implica énfasis y reafirma la determinación y fuerza que el poema acarrea desde el primer verso. 

 El poema 13 conlleva también esa misma determinación y auto-afirmación. 

 

13

Ante el tiempo

Mis antepasados muestran lanzas,

Caras pintadas de tierra

Y olvido,

Puños de miseria…

Me miran

Y solo percibo

Que mi piel

No es la misma:

¡Yo soy América!

Y ellos ya no tienen patria. (El séptimo círculo del obelisco17)

 

Aquí, sin embargo, surge otro aspecto, la memoria larga que la conecta con lo ancestral africano.  McDonald se ve cara a cara con su antepasado, pero en ese encuentro mítico resalta una separación que alude al carácter transculturado de su generación.  Por más que la voz poética se esfuerce por aferrarse a esa memoria que la lleva a conectarse con lo africano de origen, hay algo que ya no es lo mismo.  Ella ya no es África.  Ahora, ella es América.  Entonces, ¿es acaso que el esfuerzo por conectarse falla?  La complejidad del poema indica que no, la conexión no se ha roto porque la mirada los conecta.  La mirada no permite el olvido.  El dolor de los “puños de miseria” y del destierro se perciben incluso en el dolor que se discierne al descubrirse que algo ya no es lo mismo. 

 

En su último poemario, La lluvia es una piel, 1999 Delia McDonald compila setenta y un poemas en los que continúa su acto de resistencia ante la fuerza que trata de diluir su negritud en la asimilación de una cosmovisión de la nacionalidad unificada bajo el paraguas de la hispanidad mestiza. Vemos en sus poemas 3 y 8 la afirmación de su etnia sin tapujos o máscaras.  El yo poético abiertamente declara, como no solamente nació negra, sino que desde aún antes de nacer esa negritud se manifestaba desde el vientre de la madre. 

3

Nací negra,

Porque soy el sol.

Nací de agua negra,

Mar tranquila

Brujería de huesos

En el andar.

Y como berimbao

Soy leyenda

Y como el silencio,

El cantar de los cantares. (La lluvia es una piel 5)

 

8

A punto de nacer,

Fui llevada al templo Hungan,

De la magia y memorias

En los pueblos antiguos.

Por los dioses del Smungo, y del Obeteath,

Porque mis ancestros reclamaban eso…

Y trajeron a los Loas/Leadbacks del

Panteón Vudú congregaron a los dioses

Y señores de la tierra

En el tiempo de lluvia y

Como sacrificio quemaron

Incienso de arena,

Para que yo,

Mitad mujer,

Mitad espíritu

De todo lo desconocido.

Viniese a ocupar un lugar en la tierra. (La lluvia es una piel 10)

 

En estos poemas se ve el rescate de lo ancestral unido a la intrigante contraposición de elementos opuestos.  La oscuridad y la luz, el silencio y la voz, lo material y lo espiritual, todo se conjuga en estos versos para crear una metáfora nueva que ya no asocia lo negro con lo oscuro sino con la luz: “nací negra,/ porque soy el sol”.  Es también la metáfora que vincula el silencio con el cantar, el olvido con la memoria, la espiritualidad afroantillana con la materialidad femenina que se forja un espacio el cual ocupa como su “lugar en la tierra”.  El panteón de los dioses afroantillanos se levanta como pilar que distingue la identidad de los afrodescendientes y como base de su cosmovisión separada del catolicismo prevalente en la identidad cultural costarricense al igual que panameña. 

 
Delia McDonald se apodera no solo de la palabra, sino que con ella construye una espacialidad en la cual se escribe a sí misma, tomando en sus manos la responsabilidad de combatir el olvido y salvaguardar la memoria de su conciencia histórica como sujeto afroantillano.  Este discurso se aprecia claramente en el poema 13, donde con cada verso va delineando el mapa de su esfera y los detalles que constituyen su experiencia marginal.

 

13

Nosotros llegamos a San José

Cargados de ceremonias y silencios

Y nos fuimos a vivir a un barrio.

Mi barrio se llama México.

Barrio México.

Y es una avenida con plazas y murmullos

Y una gran equis que atraviesa el Paso de la Vaca

Y los alrededores del mercado,

El Líbano y una fila de casitas multicolores

Igualmente silenciosas.

Mi casa está en el centro.

Es la casa de los “morenos de raza,”

Dicen los vecinos,

A la salida de la calle 16

Avenida ocho

Diagonal a Abonos Agro

Y a 25 metros

De la pulpería de don Chalo. (La lluvia es una piel 29)

 
El poema inicia indicando sutilmente la falta de pertenencia ya que ni siquiera pueden reclamar a San José como lugar de origen.  La condición de inmigrante se establece entonces desde el primer verso. Asimismo, se establece el silencio que resulta de la transitoriedad experimentada.  Sin embargo, el poema mismo se convierte en metáfora del imaginario que la autora crea.  “Mi casa está en el centro” señala la autora, posicionándose ya no en la periferia sino como el núcleo de esa identidad que ella misma se construye.  Es el ejercicio de la auto-poiesis o la habilidad de auto hacerse, de crearse de nuevo a sí misma.

 

Breve conclusión

25

En casa,

Los negros somos de papel y aleluyas,

Y guardamos el vudú y el make´a´telyu,

En una canasta con sombrero,

Con miedo de escuchar los llamados de los demás… (La lluvia es una piel 43)

 
Ciertamente, la voz poética de Delia McDonald no pretende esconder nada en ninguna canasta por miedo a escuchar la crítica de los demás.  Al contrario, la autora alza su voz para preservar la memoria histórica y conciencia identitaria del pueblo afroantillano con el cual se identifica.  Desde una subjetividad femenina, íntima y combativa, McDonald se apodera de la metáfora para auto-crearse no solamente a sí misma sino a su identidad colectiva en la espacialidad que ella misma se abre en medio de la territorialidad de la que ha sido excluida desde un pasado ancestral.  La siguiente selección de poemas confirma como en sus versos Delia McDonald se escribe y se inserta en la sociedad que busca su asimilación, mientras, al mismo tiempo, la rechaza en acto de profunda rebelión y desafío contra el olvido que tratan de forzar en su conciencia.

 

Obras citadas

 

Bhabha, Homi K. Nation and Narration. London and New York: Routledge, 1990. 

 

Chomsky, Aviva. “West Indian Workers and the United Fruit Company in Costa

Rica, 1870–1940.” Baton Rouge y London: Louisiana State University Press.  302 páginas. 1996.

 

Heidegger, Martin. Introduction to Metaphysics. New Translation by Gregory Fried and

Richard Polt.New Haven and London: Yale University Press, 1996. 

 

McLean, Anthony Carver, compilador.  Sitio creado para conmemorar el Día de la Etnia Negra.

13 de junio, 2001.  Panamá. http://diadelaetnia.homestead.com/41.html.  15 de abril, 2015. 

Meza Márquez, Consuelo. “La diáspora afrocaribeña en Centroamérica:  Identidad y literatura de mujeres.” X congreso Centroamericano de Historia.  Managua, Nicaragua,  2010, 16 Págs.

 Mosby, Dorothy E. “Identity, Female Genealogy, and Memory in the Poetry of Delia McDonald.”

Afro-Hispanic Review.  23(2004)20-26. 
Mosby, Dorothy E.  Place, Language and Identity in Afro-Costa Rican Literature. Columbia: 

University of Missouri Pres, 2003. 248 Págs.

 Rivera Cusicanqui, Silvia. Oprimidos pero no vencidos:  luchas del campesinado Aymara y

Qhechwa de Bolivia, 1900-1980.  Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social.   Ginebra, Suiza, 1986. 246 Págs.

 Vega, Luis; Churchill James, Winston y Houlstan, Raul.RapsodiaAntillana. Selección bilingüe de poesía afroantillana de Panamá, Panamá: Imprenta Universitaria, 2013. 181 Págs.

Wong Vega, Luis.  Ponencia: “Rapsodia Antillana:  La Otra Poesía Panameña,” 2012. http://thesilverpeoplechronicle.com/wp-content/uploads/2013/12/Rapsodia-Antillana-CILC-151113-Ppt.pdf. 2 de enero, 2015

 Zavala, Magda.  “Poesía, género y etnia en Centroamérica,” 2006.http://www.una.ac.cr/bibliografia_/components/com_booklibrary/ebooks/CB_JALLA_2006_05.pdf  fecha de acceso?.16 de diciembre, 2014

 

Selección de poemas de la obra La lluvia es una piel, 1999

 

18

¿Mamá…?

Conocía de viajes

Y de puertos,

De amigos

Muy negros

De Panamá y de Limón.

A veces, (…)¿Olvida el rincón solitario

Donde embrollaba sus memorias

Y me habla de una mamá buena,

Con cabello blanco

Y piel de achiote

Con ojos de candela,

Sabia y jamaicana

Sabia y señora. (34)

 

24

Como todas las negras,

mis tías saben coser.

Por las tardes,

Después del trabajo

construyen vestidos e ilusiones

de los retablos de las colchas

y a veces,

Igual que yo

oyen voces;es el hilo

con que tejieron sus vidas. (41)

 

“A él, mi progenitor”

Mi padre…

Era constructor

De barcos de papel moneda,

Navegantes de su muelle de naipes colorados

Miraba al mundo por sus lentes

Rotos a la mitad

Y la lotería en los dedos.

 

El día que se fue…

No volvió del hospital,

Hasta que lo vi

En una caja color ceniza.

 

Los encargados de guiar su alma,

Me dijeron que debía despedirlo y olvidar…

…de vez en cuando,

Cierro la cortina

Y abro las ventanas

Para recordarlo

Un poco más humano. (37)

 

Selección de poemas de la obra Sangre de Madera, 1995

 

III

Yo,

Navegante estelar,

Embarcando donde

Todo sobra,

Después del mundo,

Desciendo

De una isla negra

Clavada en el centro

De contradicciones,

Incertidumbres y pasos

Que van y vienen

En direcciones

Opuestas al tiempo. (5)

 

XIII

No hay gaviotas negras

En el horizonte,

Ni ventanas que dejen entrar

Lo que no está.

Solo la densidad perfecta

De una sombra,

Una fogata

En que bailan mis pies

Y el ritmo de mis manos

Marcando el paso

Del sol

Que se aleja.

 

De pequeña,

Madres y abuelas

Desataban rituales

De muerte,

Orden

Y castidad,

Y mientras murmuraban

Lenguas jamaicanas

Lenguas antiguas

De honor y respeto

Recetan el rice and beans.

Tías y primas

Limpian la tierra de partos

Y encienden semillas

Congregadas en tierra,

Con profecías de ruido

Y tristeza.

 

De pequeña

Me acostumbré al simbolismo

De esferas:

Colores marcados con sol

Y muchas veces,

La canción solo fue

Una memoria errante.

 

De pequeña,

Recé:

Señor,

Si es que tanto me amas,

Aparta este cáliz amargo de mí…

Y la profecía

Sigue transmigrando.

 

Rebeldía en Crisis

 

Hermana:

Quiero hablar con usted,

Para que se convierta.

¡Basta!

He dejado a Dios,

Solo le diré

Que a veces

He rezado tanto

Que las palabras

Se acoplan a mis dedos,

Y así

He dejado a Dios

Y sus misterios

Encerrados

En cada paso.

Por eso,

Es que pateo santos,

Destruyo y rompo biblias

Y hasta me parece

Que rezando

He creado el Génesis

Y reemplazado

Al mundo con fe.

¿Es eso tan extenso

Que no cabe en su religión?

Ahora

Déjeme,

Quiero que los demonios

Me muestren la verdad.(10-12)

 
Autorización de Dorothy Mosby

 Wed 3/4/2015 3:49 PM

 
Dear Gisela,

 Many thanks for your message and I am happy to hear that you are working on Delia's poetry.  You of course have my permission to cite any of my work; however, you should contact Delia directly regarding permission to cite her poetry.  She may be reached via Facebook or email dlia_bruja@yahoo.com.  She is generally quite receptive to the critical attention to her work and she is very likely to approve, but I have no such authority over her creative material.

 

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